El 0-3 ante el Burgos el pasado sábado y el 3-0 de Huesca tras una primera parte bochornosa van a tener sus consecuencias inmediatas. La taquilla ante el Valencia, que se suponía iba a ser bastante buena, va a verse sensiblemente mermada; la afición cartagenerista está profundamente enfadada por lo que muchos seguidores, aficionados o abonados en general, van a reconsiderar su postura para no acudir esa tarde al estadio Cartagonova y cambiarlo por ver el encuentro por televisión, más cómodo y mucho menos gravoso que los precios que hay que pagar por presenciar un choque en el que muchos seguidores albinegros temen por otra debacle considerable.
Aquel 4 de enero de hace dos años el Cartagena que entonces vivía un excelente momento y era competitivo con Luis Carrión se mereció el empate como mínimo. El gol del ruso Cheryshev en el 93 privó de la oportunidad de una prórroga y el Valencia acabaría llevándose un triunfo por los pelos ante casi 11.000 espectadores que dejaron en taquilla una suculenta caja.
Tal y como se han puesto las cosas en apenas cinco días parece muy difícil que las gradas del Cartagonova se vayan a parecer, ni de cerca, a aquella magnífica entrada. La afición cartagenerista está cansada y, sobre todo, muy desilusionada con un equipo que ofrece pocos argumentos para creer.
Es cierto que habrá que dejar transcurrir el tiempo pero una gran parte de los abonados no están por la labor y lo normal será ver muchos claros y huecos en las gradas del coliseo cartagenerista.este 7 de enero del 2024.