martes. 07.05.2024
Carlos Sánchez | Periodista

Agradecidos por el sueño

El día comenzaba alrededor de las cinco y media de la mañana del domingo, o de la noche del sábado, cuestión de perspectivas. Las miradas de las personas que allí se amontonaban reflejaban una mezcla de cansancio y entusiasmo difícil de expresar. La sensación de estar ante un evento histórico...
El día comenzaba alrededor de las cinco y media de la mañana del domingo, o de la noche del sábado, cuestión de perspectivas. Las miradas de las personas que allí se amontonaban reflejaban una mezcla de cansancio y entusiasmo difícil de expresar. La sensación de estar ante un evento histórico quedaba patente en todos ellos. En la oscuridad de la noche, los tres autocares emprendieron el largo viaje hacia Huelva. Ya no había vuelta atrás.

Rápidamente se formaron pequeños grupos y corrillos de tertulia, en los que se debatía sobre lo divino y lo humano. Los jugadores, el entrenador, el presidente, los árbitros, todo tenía cabida, y es que diez horas de trayecto se hacen largas. El ánimo no decaía y las horas transcurrían entres cánticos y bingos, deseosos de llegar cuanto antes al Nuevo Colombino para dilucidar la realidad entre el infinito número de cábalas que se manejaban.

Sobre las cuatro menos cuarto de la tarde el estadio se hizo visible a través de las ventanillas, erguido majestuoso a la orilla de la ría. Una vez dentro, llamaba la atención la pobre entrada que presentaba (apenas llegaron a cubrirse la mitad de los asientos disponibles) y lo tarde que llegaba la afición local. Los cerca de 200 cartageneros desplazados tomaron enseguida sus puestos y se dejaban oir de lo lindo. Prácticamente, los cánticos predominantes eran los mismos que los que se pueden encontrar en el Cartagonova un domingo cualquiera. Punto y aparte merece la atención dedicada a Carmona, jaleado desde el calentamiento por el sector albinegro de la grada.

Con el pitido inicial, lo que era fe ciega en el equipo empezó a tornar en desesperación, angustia, al ver que el equipo no era capaz de reaccionar a los resultados positivos que se estaban dando en otros estadios. La circulación de balón desde atrás era buena, pero faltó frescura y definición en los últimos metros, ante un Recre que bien plantado conseguía arrancar buenas contras. En un fallo puntual, gol en contra. La realidad no soltaba una bofetada que nos despertaba del sueño.

De ahí hasta el final, una agonía de balones al área que no se concretaban en nada. Los resultados favorables en otros campos dejaron de serlo, y el Cartagena perdió toda opción de ascenso. A pesar de esto, los seguidores fueron a despedir al equipo a la salida del estadio, cantando durante más de quince minutos a estos jugadores que nos han hecho soñar. “La gente está con el equipo, con el entrenado no sé, pero con el equipo a muerte”, me comentaba un seguidor.

En la vuelta, más cánticos. Los ánimos y las ganas de fiesta que no decaían, agradecidos por haber vivido un año de ensueño. Después de cenar, la tranquilidad inundó el autocar. Favorecidos por las aburridas películas, quien más y quien menos, comenzó a caer dormido, intentando descansar un poco. Todavía queda un rato hasta llegar a casa. Fin de año, a empezar de nuevo y hasta la temporada que viene.

Agradecidos por el sueño
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