16 de enero de 2012, 12:57
El partido de Villarreal fue un evidente ejemplo y el empate conseguido, el fruto de un esfuerzo que solo se logra estando vacunados contra la adversidad. Una vacuna que no se vende en farmacia sino que se logra en el trabajo diario. Comprometidos con la realidad, responsabilizados en esta nueva etapa hubo respuesta por parte del equipo de CR.
Intuyo que el encuentro con los villarrealenses se puso muy cuesta arriba con la lesión de Salva Chamorro, primero, y después con la expulsión del portero Manu Reina decretada por el árbitro Hernández Hernández tras una jugada que he visto por televisión y que únicamente reafirma el matiz casero del colegiado canario. Alejandro José Hernández ya se la jugó al Cartagena en Anoeta, ante la Real Sociedad, al expulsar injustamente a Pascal Cygan. Allí, en San Sebastián aquel extraordinario conjunto de JIM pudo ganar y hasta lo mereció por su juego y porque con diez hombres se creció. Los realistas lo pasaron mal. Si Tato hubiese clavado el 0-1 (lo pudo hacer) en los últimos momentos en la meta del chileno portero de la Real, otra cosa habría sido. Pero Agirretxe resolvió muy al final en un contragolpe.
Con todos esos problemas y actuando ante un rival joven que apretaba lo suyo, el 0-0 es un resultado más que aceptable en la Ciudad Deportiva de la localidad azulejera. Indudablemente los tres puntos habrían sido rizar el rizo, pero cuando se pudo perder el partido el marcador final no es desdeñable porque impidió que el Villarreal B, directo rival en estos momentos, se alejase.
La suma de cuatro puntos consecutivos de 6 posibles anima a esperar que inmediatos esfuerzos del equipo de Carlos Ríos sigan para sustentar la idea de que la salida de la situación es muy posible, incluso resistiéndose los refuerzos de invierno que no llegan con la fluidez deseada. Circunstancia que valora aún más los dos últimos marcadores.
Intuyo que el encuentro con los villarrealenses se puso muy cuesta arriba con la lesión de Salva Chamorro, primero, y después con la expulsión del portero Manu Reina decretada por el árbitro Hernández Hernández tras una jugada que he visto por televisión y que únicamente reafirma el matiz casero del colegiado canario. Alejandro José Hernández ya se la jugó al Cartagena en Anoeta, ante la Real Sociedad, al expulsar injustamente a Pascal Cygan. Allí, en San Sebastián aquel extraordinario conjunto de JIM pudo ganar y hasta lo mereció por su juego y porque con diez hombres se creció. Los realistas lo pasaron mal. Si Tato hubiese clavado el 0-1 (lo pudo hacer) en los últimos momentos en la meta del chileno portero de la Real, otra cosa habría sido. Pero Agirretxe resolvió muy al final en un contragolpe.
Con todos esos problemas y actuando ante un rival joven que apretaba lo suyo, el 0-0 es un resultado más que aceptable en la Ciudad Deportiva de la localidad azulejera. Indudablemente los tres puntos habrían sido rizar el rizo, pero cuando se pudo perder el partido el marcador final no es desdeñable porque impidió que el Villarreal B, directo rival en estos momentos, se alejase.
La suma de cuatro puntos consecutivos de 6 posibles anima a esperar que inmediatos esfuerzos del equipo de Carlos Ríos sigan para sustentar la idea de que la salida de la situación es muy posible, incluso resistiéndose los refuerzos de invierno que no llegan con la fluidez deseada. Circunstancia que valora aún más los dos últimos marcadores.
