domingo. 19.05.2024
En un “Rincón para Doce”

El Cartagena con sabor a mar pero sin goles

El cronista ha recorrido por carretera en tiempos lejanos y no en innumerables ocasiones las rías gallegas y siempre fue un placer, sólo comparable a cuando me subo a un velero silencioso para navegar por mi Mar Menor. Uno va siguiendo el camino lleno de curvas, ahora en dirección al...

El cronista ha recorrido por carretera en tiempos lejanos y no en innumerables ocasiones las rías gallegas y siempre fue un placer, sólo comparable a cuando me subo a un velero silencioso para navegar por mi Mar Menor. Uno va siguiendo el camino lleno de curvas, ahora en dirección al mar, ahora buscando el interior, dejando el curso del agua a un lado o al otro y viendo las bateas de los mejillones, los barcos que pasan continuamente, la islas grandes y pequeñas que salpican el litoral, la playas aquí y allá, las personas mariscando, casi siempre mujeres...

A prácticamente todas las horas del día las rías nos ofrecen un espectáculo hermoso y cambiante, el ir y venir de las mareas y los diferentes tonos de la luz tienen como resultado un paisaje que, siendo el mismo, no tiene nada que ver de la tibieza rosada del amanecer al brillo duro del mediodía o la calidez y las sombras de la tarde: uno se pasaría el día mirándolo.
El técnico del Cartagena, que ha sido calificado por ahí como correcto, humilde y  sensato, con lo que a priori puedo estar de acuerdo, manifestó en la rueda de prensa previa al partido con los celtiñas que: "Mis jugadores están muy bien de ánimos; perciben que son un equipo". Ha demostrado tener razón, a medias, porque de ánimos sí parecen estar perfectamente, pero de remate y gol andan muy necesitados y escasitos y se les atraganta ganar un partido cuando el contrario es serio y difícil.

¡Cartageneristas! Con esta derrota, y mira que lo siento ¡forastero!, de nuevo vuelven las intranquilidades y motivos de infarto. Vaya rollo. El fútbol, los partidos de nuestro Cartagena, con lo que se aproxima, se está convirtiendo en una auténtica preocupación para alterar el corazón, el alma y toda una vida de sentimientos de los aficionados, abonados y forofos. El partido, que el FC Cartagena acaba de perder, ha abierto de nuevo la grieta para, de momento, no poder salir de los puestos de descenso y seguir en el pozo del sufrimiento. Es lo que hay, esperanza

Si nuestro, vuestro equipo sigue con este querer jugar al fútbol, aunque sea a su manera, dejará de ser rollo. Debe llegar el gol o Ese, que nos falta, que pueda meterlos para hacer ganar a nuestro equipo y contemplar los partidos viendo a los contrarios llorando en el rincón como nenazas para que nos les metan más.

Hace muy poco, terminado el partido, he salido de casa a airearme junto a la playa y me he encontrado con la calle de las Magnolias cortada porque el Ayuntamiento ha estado podando las acacias, que son como el magnolio o la higuera de los pobres.

El Cartagena, observando las acacias podadas, me ha recordado a esa higuera de los pobres y el RC Celta de Vigo que es magnolio y por tanto no pobre, ha tenido que elegir entre el magnolio y la higuera, prefiriendo seguir siendo magnolio. De niño, cuando era más de pueblo, me costaba entender aquel pasaje del Evangelio en el que Jesús maldice a una higuera que no tiene higos… y ahora, que todavía sigo siendo aldeano y un tanto mayor, no hago otra cosa que pensar si nuestro Cartagena es esa higuera maldita.

Seremos la higuera de los pobres pero recordando su poda, paseando por la calle de Las Magnolias, aquí en Santiago de la Ribera, he recordado que con la poda reverdece y se regenera el árbol. Eso es lo que pienso puede pasarle a nuestro Cartagena después de lo de Balaídos. El domingo pasado intentaron podarnos, hasta con sutileza. Tal afán pusieron esos esquiladores que, en lugar de hacerlo con tijeras, lo hicieron motosierra en mano. Allá ellos, ayer y hoy aguantamos, todavía nos quedan fuerzas para comportarnos como recios campesinos para poder dejar nuestra marca allí muy cerca del fin de la tierra y salir de la poda revitalizados.

Y luego, el partido terminado, pensé en mi Cartagena y quise, quiero compararlo con  las recias y esforzadas mariscadoras galaicas, silueteadas de negro,hundiéndose hasta las rodillas a cada paso y permanentemente agachadas para rescatar del fango las preciosas conchas: berberechos, almejas y no sé qué otras delicias que, viendo lo que cuestan de encontrar, se me antojaban valiosas como el oro.

Excepto por el resultado, incluso con el resultado, la estampa de nuestro Cartagena, aun perdiendo, ha sabido a mar, como las joyas que las mariscadoras rescatan y que los nuestros lo harán, cuando amaine la marea.

Pedro-Roberto J.P.En un “Rincón para Doce”.Dies 11/5: Nonae Novembres.
http://lamedusapaca.blogspot.com.En Twitter: @Logrocartg.

El Cartagena con sabor a mar pero sin goles
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