viernes. 10.05.2024

Cartagonova de mi corazón

Sobre el Cartagonova muchos llevamos grandes sensaciones. Los más viejos,  historias interminables en el Almarjal. Sentimiento futbolístico enlazado desde niño con otros momentos cartageneros. El fútbol es una pasión, un seguimiento de unos colores, muchas veces de forma irracional porque los jugadores son mercenarios, pero el seguidor lleva a su...
Sobre el Cartagonova muchos llevamos grandes sensaciones. Los más viejos,  historias interminables en el Almarjal. Sentimiento futbolístico enlazado desde niño con otros momentos cartageneros. El fútbol es una pasión, un seguimiento de unos colores, muchas veces de forma irracional porque los jugadores son mercenarios, pero el seguidor lleva a su equipo pegado al corazón y muchas veces el fútbol tienen más partidarios, por ejemplo,  aunque parezca exagerado, que la religión. De ahí su enorme fuerza que pasa por encima de corrupciones, robos, timos, engaños y demás barbaridades comunes, el pan nuestro de cada día, en lo que llamamos el deporte rey. A muchos sólo les importa que su equipo gane y así son felices, al menos durante horas o días.
 
Al Cartagonova lo llevo en el corazón como muchos cartageneros. Y mucho más a Cartagena. El fútbol es el mejor altavoz mediático de la ciudad. Y por eso al fútbol le doy la mucha importancia que tiene por el bien que nos puede hacer como ciudad. Eso es lo fundamental para mí, muy por encima de lo puramente futbolístico, de los partidos, de la belleza o no del juego. Conseguir objetivos para Cartagena ciudad a través del balón.
 
Mis sentimientos en el Almarjal fueron muchos. Algunos días me llevaban mis padrinos de bautismo pero el habitual con el que iba con entrada y merienda, tío segundo mío, era un camarero del Bar Columbus, el emblemático establecimiento de mi padre. Además, con merienda de "felipes”,comprados naturalmente en la calle Medieras,  en la confitería de la gran familia Sánchez, que ahora regentan, y muy bien, los encantadores Pencho y esposa.
De Laureano García me acordaré mientras viva. ¡Qué pedazo de pan, del mejor pan, qué buena persona, qué generoso!. Mi padre no iba al fútbol y Laureano fue mi muy espléndido acompañante. Bueno, yo el suyo. Fue el apoyó y acrecentó mi afición por el FC. Me acuerdo mucho de él y pido por él pero me parece que el que se ocupa de mí es Laureano desde arriba y me ayudará en lo que pueda. Íbamos subiendo la cuesta de San Diego, con una taquilla en La Misericordia y después a Bastarreche y al Almarjal, donde está ahora Carrefour.(Donde sí iba con mis padres era a los toros, a todas, y de ahí mi enorme afición por el tema, tras tantas subidas por la calle del Ángel hacia la plaza. ¡Qué espectáculo multicolor tan atractivo y deslumbrante).
 
Total, que enlazaba mis sentimientos del Colegio de los Maristas, de la Plaza de San Agustín, con los futbolísticos y con los de las Cofradía de Semana Santa. Era un todo indivisible.
 
En los Maristas cantaba en el coro del Hermano Pedro Ignacio, al que recuerdan todos los de mi generación. Mucha categoría intelectual y docente y el milagro de formar un coro estupendo todos los años sólo con los alumnos del Colegio, que –naturalmente- se iban sucediendo y cada curso tenía que crear o formar uno nuevo. Nunca decaía la calidad. En esto era un genio. Cómo elegía las canciones. Después, en mi ya larga vida, no he conocido nada mejor.
Empezamos a salir cantando en Semana Santa delante del Yacente, el Sepulcro, en la noche del Viernes Santo, con temas sacros de mucha categoría, con la responsabilidad de niños ejerciendo labor tan importante. Y lo compaginamos cantando también ante el Resucitado, titular de la Cofradía, en la luminosa mañana del Domingo. Salí varios años con el Hermano Pedro Ignacio en ambas procesiones, pero cumplí 14 años y me ofrecieron un puesto en los Discípulos de Emaús, en el tercio. Estaba loco por salir desde muy niño y se me planteó una elección dificilísima : coro o desfile en el nuevo tercio que salía por primera vez ese año. Lo hablé con el Hermano Pedro Ignacio, que no me dio opción : tenía que salir cantando. Tras muchas dudas, elegí el color verde y blanco de los de Emaús. Y no por capricho, sino por vocación, por pasión por el hachote.
 
El hermano Pedro Ignacio era muy soberbio y no aceptaba nada que contraviniera sus órdenes y…me echó del coro para siempre. Podía haber cantado con ellos hasta el Preuniversitario, hasta los 17 años. Pero no. Un día le bastó para prescindir de mí los 365 de curso tras curso (tres más que me faltaban para terminar). Y se puso frente a mí, en todo, hasta que dejé el Colegio por la edad. No me lo perdonó nunca.  Igual tenía razón porque mi compromiso con el coro era anterior y venía de años. Pero no fue comprensivo.
 
Primer sentimiento tremendo de Semana Santa, que me captó del todo porque yo sentí ese año muchas cosas desfilando. En seguida, al año siguiente, pasé a La Piedad, mi tercio de siempre, al que años después añadí  El Jesús. Y el inolvidable vara y persona, Antonio Terol, me dijo tras –supongo- haber cometido algún fallo : Nene, que esto no es el Resucitado (entonces cofradía muy tierna). Fue mi vara sentimental eterno.
 
Total, fútbol-colegio-Semana Santa enlazados. Hasta hoy y eternamente. Y con el objetivo –sobre todo- de que la ciudad tuviera la importancia que se merece. Me repateaba tiempos después ver a Pilar Barreiro pasando de la provincia cumpliendo órdenes de Murcia y de Madrid y dando la espalda  a aspiraciones cartageneras muy enraizadas. Y me dejaba con la boca abierta de desagrado oírle decir que lo del Rosell, y su lenta desaparición, no era de su competencia. No, no, sólo de los intereses de los cartageneros, de los que le votaron y de los que no, y a los que debía defender. Y todo por lo mismo : no molestar a los superiores del partido. Pilar ha terminado mal como alcaldesa por eternizarse en el puesto. Defiendo ocho años como máximo en toda clase de poderes.
 
Y teníamos que oir por lo mismo a Federico Trillo,  (Trillo-Figueroa Martinez-Conde) hijo del gran Federico Trillo-Figueroa y Vázquez, la barbaridad de que Cartagena no necesitaba la provincia, que estaba bien así .No, no, el que no necesitaba defenderla para seguir ostentando buenos puestos era él, no fuera a caer en desgracia y se quedara en un rincón en lugar de ser emperador de las Cortes, capitán de los ejércitos y después rey de Londres. El que estaba bien así y asao era él.
 
A ver si ahora con un alcalde que sólo tiene que obedecer a su partido MC, cartagenero, las cosas cambian, que espero que sí. Y lo espero de verdad.
 
Total, ya ven lo enlazado que está todo : fútbol-toros-política-Semana Santa para que Cartagena remonte y se ponga en el puesto que merece.
 
Y unos cuantos apoyarán este clima acudiendo cada dos domingos o sábados al Cartagonova y su ayuda será fundamental para el fútbol nuestro y los intereses de nuestra ciudad. Porque llevan al Cartagonova en su alma, al Cartagonova de mi corazón. Los que vivimos fuera estaremos apoyando y apretando desde la distancia, sufriendo o disfrutando.
 
Explanada del estadio, Cartagonova de mi corazón, cómo os quiero.

Cartagonova de mi corazón
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