5 de diciembre de 2011, 17:34
Y sin embargo, qué incongruencia, con el punto frente al Numancia en Los Pajaritos el equipo de Javi López sigue recortando distancias con la zona de salvación. Sí, vale, un puntito más en el zurrón, pero otro partido menos por disputar.
Claro que, según se mire, puede ser bueno o malo lo que le está pasando al Cartagena. Me explico. Bueno porque, por ejemplo, la sangría de goles encajados a principio de Liga se ha detenido hasta alcanzar tres jornadas consecutivas sin ver como Manu Reina saca el balón de su portería. Fenomenal. Me gusta eso; el equipo tenía un problema gordo y Javi López ha sabido pararlo. Vale, hasta ahí bien, pero amigo mío, ver la cantidad de goles a favor me hace hasta llorar.
Lo peor de todo, dentro de que el Cartagena sigue cerrando una semana más la tabla clasificatoria, lo encuentro, obviamenete, en ataque. Y es así porque, encima, hay cosas que no entiendo, pero que no las entiendo ni de coña. Me decía hace unos días un jugador de la plantilla que el entrenador está obsesionado con defender, con no encajar goles, con mantener un cerrojo atrás hasta la saciedad, pero a cambio poco menos que renunciar al ataque. Y los números no engañan.
Decía antes que hay cosas que no entiendo ni de coña, y por lo que hablo día tras día con amigos, aficionados, abonados y seguidores del equipo, ellos tampoco. Por ejemplo la obsesión del técnico con poner a Goiría en el once inicial. El vasco, que sigue sin marcar esta temporada, derrocha trabajo, fuerza, pundonor y todo lo que queramos, vale, pero goles, lo que son goles, cero. La gente está cansada, harta, astiada de que se le den mil y una oportunidades y sigamos con las mismas.
Se queja Javi López de que el equipo no tiene gol, y semana sí y semana también se deja fuera de la convocatoria a un delantero como Iván Bolado. Su forma de jugar gustará más o gustará menos, pero yo, al menos, veo incomprensible que siga chupando grada cuando el equipo adolece de gol. Y él, al menos, ya lleva dos este año.
Javi López, en ocasiones, parece nadar contracorriente. Y eso me preocupa, y mucho. Pero no sólo a mí sino a los 7.474 que tienen en el bolsillo el carnet de abonado y de los que, por ejemplo, en el último partido de casa casi mil pasaron de ir al Cartagonova. Y eso que venía el Valladolid.
Este enfermo tiene solución, de eso estoy seguro, pero vamos a dejar de poner tiritas a las heridas que sangran sin parar y usemos el raciocinio para ser, al menos, consecuentes con lo que todos, absolutamente todos, vemos semana a semana. Y es que puntito a puntito no vamos a ningún sitio. Bueno sí, al ‘infierno’, pero eso se lo dejo a mismísimo diablo. Que para malos ya tenemos el mundo lleno.
Claro que, según se mire, puede ser bueno o malo lo que le está pasando al Cartagena. Me explico. Bueno porque, por ejemplo, la sangría de goles encajados a principio de Liga se ha detenido hasta alcanzar tres jornadas consecutivas sin ver como Manu Reina saca el balón de su portería. Fenomenal. Me gusta eso; el equipo tenía un problema gordo y Javi López ha sabido pararlo. Vale, hasta ahí bien, pero amigo mío, ver la cantidad de goles a favor me hace hasta llorar.
Lo peor de todo, dentro de que el Cartagena sigue cerrando una semana más la tabla clasificatoria, lo encuentro, obviamenete, en ataque. Y es así porque, encima, hay cosas que no entiendo, pero que no las entiendo ni de coña. Me decía hace unos días un jugador de la plantilla que el entrenador está obsesionado con defender, con no encajar goles, con mantener un cerrojo atrás hasta la saciedad, pero a cambio poco menos que renunciar al ataque. Y los números no engañan.
Decía antes que hay cosas que no entiendo ni de coña, y por lo que hablo día tras día con amigos, aficionados, abonados y seguidores del equipo, ellos tampoco. Por ejemplo la obsesión del técnico con poner a Goiría en el once inicial. El vasco, que sigue sin marcar esta temporada, derrocha trabajo, fuerza, pundonor y todo lo que queramos, vale, pero goles, lo que son goles, cero. La gente está cansada, harta, astiada de que se le den mil y una oportunidades y sigamos con las mismas.
Se queja Javi López de que el equipo no tiene gol, y semana sí y semana también se deja fuera de la convocatoria a un delantero como Iván Bolado. Su forma de jugar gustará más o gustará menos, pero yo, al menos, veo incomprensible que siga chupando grada cuando el equipo adolece de gol. Y él, al menos, ya lleva dos este año.
Javi López, en ocasiones, parece nadar contracorriente. Y eso me preocupa, y mucho. Pero no sólo a mí sino a los 7.474 que tienen en el bolsillo el carnet de abonado y de los que, por ejemplo, en el último partido de casa casi mil pasaron de ir al Cartagonova. Y eso que venía el Valladolid.
Este enfermo tiene solución, de eso estoy seguro, pero vamos a dejar de poner tiritas a las heridas que sangran sin parar y usemos el raciocinio para ser, al menos, consecuentes con lo que todos, absolutamente todos, vemos semana a semana. Y es que puntito a puntito no vamos a ningún sitio. Bueno sí, al ‘infierno’, pero eso se lo dejo a mismísimo diablo. Que para malos ya tenemos el mundo lleno.
