18 de enero de 2010, 1:00
Jamás olvidare las caras de todos en la mitad de la cancha en Córdoba, los jugadores arrodillados, rezando, esperando el pitazo final del Getafe-Racing. Estábamos acariciando algo tan merecido y de pronto!! la sorpresa, el gol en contra de Pombo pasada la hora. Solo los fuertes podemos saber lo que es sentirse en la gloria y en segundos en el medio del cementerio, llorando por la injusticia de perder el más preciado de los sentimientos, la alegría.
Llegamos a jugar ese partido en El Arcángel con un Córdoba último, sin chance de nada, pero con la ayuda económica de alguien se concentro para ganarnos y así darles el ascenso al Racing. Eso sí, no sabía el Córdoba que enfrente tenía un equipo que sabía lo que quería, con un funcionamiento tan perfecto de sus hombres y con un estado de ánimo a prueba de todo, no sé cuantos partidos llevábamos sin perder?
Ése Cartagena le jugaba a quien fuera y no tenía miedo. Un calor insoportable a la hora del partido, habría en la cancha 50 grados, recuerdo que le dije al profe Vila, que solo estiráramos ya que era cruel hacerles el calentamiento previo. Teníamos que ganar o ganar y todos sabemos que eso es muy difícil. La primera parte terminamos 0 a 3, era un saldo estupendo, en la segunda parte no pudimos convertir otro gol a pesar que lo intentamos.
Así terminó el juego, habíamos cumplido con nuestra obligación, ganar y con buen saldo de goles, eso sí, no contábamos con lo que pasaría cinco minutos después en el Getafe-Racing. Ese grupo de muchachos eran buenas personas, con hambre de gloria, se dejaban la piel en el campo. De aquel plantel muchos eran de la tierra, si, cartageneros que estaban descreidos y con trabajo fueron figuras. Siempre estarán presentes en mis recuerdos, vivimos momentos únicos a pesar de que aquel día nos robaron la ilusión.
Llegamos a jugar ese partido en El Arcángel con un Córdoba último, sin chance de nada, pero con la ayuda económica de alguien se concentro para ganarnos y así darles el ascenso al Racing. Eso sí, no sabía el Córdoba que enfrente tenía un equipo que sabía lo que quería, con un funcionamiento tan perfecto de sus hombres y con un estado de ánimo a prueba de todo, no sé cuantos partidos llevábamos sin perder?
Ése Cartagena le jugaba a quien fuera y no tenía miedo. Un calor insoportable a la hora del partido, habría en la cancha 50 grados, recuerdo que le dije al profe Vila, que solo estiráramos ya que era cruel hacerles el calentamiento previo. Teníamos que ganar o ganar y todos sabemos que eso es muy difícil. La primera parte terminamos 0 a 3, era un saldo estupendo, en la segunda parte no pudimos convertir otro gol a pesar que lo intentamos.
Así terminó el juego, habíamos cumplido con nuestra obligación, ganar y con buen saldo de goles, eso sí, no contábamos con lo que pasaría cinco minutos después en el Getafe-Racing. Ese grupo de muchachos eran buenas personas, con hambre de gloria, se dejaban la piel en el campo. De aquel plantel muchos eran de la tierra, si, cartageneros que estaban descreidos y con trabajo fueron figuras. Siempre estarán presentes en mis recuerdos, vivimos momentos únicos a pesar de que aquel día nos robaron la ilusión.
