viernes. 26.04.2024
EN UN "RINCON PARA DOCE"

Echamos unas risas o nos ponemos a llorar

Tratándose esta tarde de Jerez, tratándose de un partido de futbol, tratándose de relatar lo que he oído por las radios en un sábado, que no es un sábado cualquiera, sino el sábado anterior a La Nochebuena, quiero relatar las sensaciones del partido como si fueran esas sensaciones que se...

Tratándose esta tarde de Jerez, tratándose de un partido de futbol, tratándose de relatar lo que he oído por las radios en un sábado, que no es un sábado cualquiera, sino el sábado anterior a La Nochebuena, quiero relatar las sensaciones del partido como si fueran esas sensaciones que se tienen dentro de una bodega en sazón de su temperatura y en una cata ciega.

El partido de esta tarde ciertamente no ha tenido mucha luz, ni sensaciones, ni olores ni nada de nada. Nuestro Cartagena ¡ay qué pena! ya no está en constante y permanente evolución, se encuentra sin hueco y es un vino muerto. Este Cartagena es fruto de una elaboración descerebrada en la que no se cuidó ningún detalle cómo hemos podido comprobar y ha quedado reflejado, tanto en las notas de cata como en la falta de elegancia y descuidada presentación, de esta última y desgraciada cata del año 2011. Así es imposible, así no se crece y así no se puede llevar con orgullo esa bandera cartagenerista por donde quiera que vaya. Este equipo, es ya un equipo avinagrado, ya no va, deambula y además sonámbulo por los efluvios tontunos del vinagre.

Lo que hoy hemos presentado para la cata no ha sido una buena copa de Jerez, esa ya tiene dueño, sino un vino, ni siquiera peleón, que más parecía sangría, mezcla de tinto de verano y calimocho que ese fino y oloroso, amontillado, Palo Cortado o Pedro Ximénez. Es cierto que nuestros jugadores han pensado para tomarse ese maléfico tinto de verano estar más en agosto que en diciembre, necesitaban beber, no para refrescarse, sino para tratar de mitigar los efectos de esa pulmonía que les atormenta, ese brebaje de bebida caliente, hoy a base de vino, que les ha dejado adormilados con tal mona agarrada que este cronista piensa tardarán en despertarse. ¡Ay qué pena!

Y como si el pedal del quince agarrado, también por mí, quisiese apagar y borrar todo lo que he oído y escuchado en la retransmisión del partido desde Chapín no puedo creerme lo que he escuchado. Le doy al replay, siempre gravo casi todo, y lo vuelvo a escuchar. Me descojono de las risas, que diría mi amigo Fulgencio. Me caigo de la silla. Me levanto andando a cuatro patas y exclamo. ¡Este equipo, no hace mucho, tan seguro de sí mismo, no merece cobrar la extraordinaria!

Un amigo granjero y cazador él, por lo tanto entiende de esto, se me ha acercado después del partidocon tres perdigones debajo del ala, mamado como un perro, mojama y un tanto perjudicado, vino a decirme que a la gallina que pica un huevo hay que sacrificarla porque se envicia, y a los perros de caza que prueban presa, hay que descartarlos de la cacería porque ya su instinto siempre es el de comerse la presa. Estoy de acuerdo que este equipo no está compuesto por gallinas ni perros, por suerte el Cartagonova no es una granja, pero sí son animales de costumbres y han picado el huevo de las continuas derrotas, han probado carne de caza, aún siendo escasos los caza-goles, ¡tranquilos! no pido su sacrificio, ni su descarte. ¡Estaría bueno! Sí solicito un clareo del corral y descartar a todos aquellos que, acostumbrados a poner algún huevo que otro, están también acostumbrados a picarlos, y por lo tanto no sirven para la huevería y a todos aquellos que, acostumbrados a cazar con escasísimos resultados, muerden la presa dejándola no apta para los buenos gourmets, acostumbrados a comerla desinfectada de rabia.

Hoy, este Cartagena, jugando como ha  jugado, está pasando a mejor vida igual que las sevillanas. Este Cartagena ya no huele azahar como en aquellas dos primaveras pasadas, este Cartagena huele o comienza a oler a olla podrida y, no es que el cocido sea malo, no, sino que el cocinero ha hecho que el punto del cocido se haya pasado y que los sacramentos del cocido se han enranciado y tal y como está la cocina, éstaestá a punto de convertirse en lugar de un museo gastronómico, en museo de cera.El tiempo o la desidia han barrido a este Cartagena, potenciando la nostalgia de ayer y de antes de ayer. Han desaparecido todos los componentes  agradables del ayer. También la cadena y simbiosis de comunicación entre JIM y los suyos se ha esfumado. Todos los emblemáticos jugadores del ayer han quedado reducidos a tres, ya me entienden, esos que todavía llevan en su corazón ese escudo blanquinegro, luego sí hay algunos que desearían acompañar a esos tres pero albergan tal indecisión que sus piernas parecen salidas como de una morgue.

He escuchado el partido a tiro libre, he hecho zapping  de emisora en emisora para ver si en el bailecito de la cata podía, supuesta o realmente, celebrar algún gol de los nuestros. No ha habido manera, ni gol, ni entusiasmo, ni zapping, ni bailecito que lo arreglara. La cata salió negativa y la olla para acompañarla, podrida.Me he quedado pasmado ante el  enorme ridículo nacional y hasta mundial que estamos haciendo. Hemos provocado risas extremas entre todos aquellos que nos anteceden en la clasificación pensando que todavía hay empecinados en demostrar que somos víctimas de un complot. Sintiéndolo, esto es un descojone rítmico gracias a lo poquito que hay y es que hemos pasado a ser perfectos gilipollas habiendo sido tipos cabales.  

Adiós, la cata sigue ciega y la olla podrida. Por Justicia e inoperancia: D. Javier López Castro,  NO. ¡Feliz Navidad!

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”.Dies 12/17: Ante diem sextum decimum Kalendas Ianuarias.
http://lamedusapaca.blogspot.com. En Twitter: @Logrocartg.

Echamos unas risas o nos ponemos a llorar
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