21 de enero de 2015, 19:05
Un diferente, gracias a Dios, partido de fútbol. No porque el equipo murciano del cartagenero, Mendoza, sea líder y la sensación del año. No porque el equipo cartagenero muy valencianizado, uruguayizado, amanzanado, madrileñanizado, italianizado, incluso afrancesado y no sé cuántas cosas más haya dado su primer toque de atención, que ya era hora. Tampoco por la sangre cartagenera de Palomeque, ansiada como el agua en el desierto. Nada por la emoción que este choque puede tener. Ni por la miniresurrección de la efesemanía (a la que con tan poco le basta para ponerse de nuevo en pie). Ni por la imbatibilidad del equipo de un Reverte, otro de los despedidos como Pacheta y Tevenet o dándoles con la puerta en las narices como a Jémez, que considera el ambiente con que se topó como imposible, con lo que se podría calificar a la ciudad como ciudad imposible.
No, sino porque es un partido para Cáritas, y uno de competición, no esos bolos navideños ligth y amorfos. Un partido de máxima competición e interés deportivo que Mendoza lo lleva a ser un partido diferente. Humanizado y dando ejemplo frente al mundo del fútbol tan violento, manipulado, podrido, corrupto, mentiroso, engañabobos, multipublicitado por los medios desinformativos. Un partido de Mendoza que Mendoza ya ha protagonizado en varias ocasiones esta temporada. El partido de un cartagenero que está en Murcia frente a un equipo cartagenero que va a Murcia a pisar el césped de La Condomina, otro logro del líder de la UCAM.
Partido benéfico del que tendrían que aprender todos los demás clubs españoles dejando al lado las animaladas de partidos de alto riesgo, que cuestan dinero a los contribuyentes por el gran número e efectivos policiales de seguridad en hombres y medios. Ya en una corriente brutal y parece que sin remedio. Que paguen estos gastos los equipos y sus socios y no nos esquilmen a los demás, inocentes del todo.
Fútbol que se acuerda de los más necesitados en esta coyuntura histórica triste y difícil. Humanizar el fútbol que ahora no es deporte sino negocio, no patrimonio de unos sentimientos sino del espectáculo, no parte de unos colores sino del dinero, aunque muchos sigan –sigamos con sensibilidad pero sin razones argumentadas- poniendo el corazón en nuestro equipo de toda la vida. Corazón entregado a los fenicios frente a corazón para los pobres como hará Mendoza y además en una categoría tan poco rentable como la Segunda B.
Mendoza debería haber hecho en Cartagena, su tierra, lo que en Murcia pero nos tenemos que acordar otra vez de Jémez y lo de ciudad imposible. En parte no le habrá interesado y en parte no le han dejado. Pero sigue haciendo. Y ahí están las cosas.
Que el partido del líder imbatido frente a la decepción más grande de toda la 2ª B sea bueno y que gane el mejor (que yo quiero que sea, naturalmente, el FC) y que Palomeque pueda decir orgulloso que está muy contento en el equipo de su tierra, nuestra tierra. Como lo proclama cada vez que le preguntan y lo dice con una convicción ejemplarmente emocionante.
