Ya está ahí el derby, será después del Día Grande de Cartagena. Se enfrentarán dos equipos en crisis, dos angustias, dos equipos de los peores de la segunda vuelta, dos equipos enfermos, depauperados, necesitadosy devaluados. Dos equipos en los que sus entrenadores están pendiente de esas espadas y lanzas preparadas, desde hace mucho, para cortarles la cabeza.
Muchas, demasiadas ocasiones pérdidas por estos dos equipos que tan sólo han conseguido, ocho derrotas desde finales de enero el uno y una sola victoria y dos empates desde aproximadamente esas fecha el otro. No es de extrañar que, con estos números nos muestren su cara más mediocre, que culmina con sus muy parejos números de goles en contra. Es cierto que los murcianos han ganado un partido más que los cartageneros, empatando estos en cuatro.
Éstos son los puntos que se echarán de menos y que los desequilibrará cuando llegue el final del campeonato y las cuentas no salgan. Con estos números, será muy difícil llegar a conseguir el objetivo de permanecer holgadamente en esa segunda velocidad futbolística.
Este derby se presenta amainado, aunque lentamente, a ritmo de cuentagotas, dejando atrás aquel oleaje del tsunami futbolístico provocado por la deslumbrante exhibición de aquel Cartagena del 8 de noviembre de 2009 donde conquistó la luna recién abandonada la 2ª B y resetearon reubicándose en la Liga Adelante en aquel escenario de la Nueva Condomina que por aquel noviembre fue muy glamuroso y el próximo sábado, con perdón, se le antoja al Icue como más espinoso.
Me dice el Icue que éste va a ser un derby con tilde, afilado el acento por dos técnicos, el durangueño José Iñaki Alonso y el sanluqueño Carlos Ríos Vidal, de marcada personalidad que se ajustan como un guante a la fisionomía norteña y sureña. Son entrenadores distintos y diferentes que, visto lo visto, no son los entrenadores ideales ni para el R. Murcia, ni para el FC Cartagena. Sus perfiles, cuando parecía lo contrario, no encajan en ambos clubes y tampoco en la manera de entender el juego murciano y cartagenero. Ríos parecía, con sus métodos novedosos, iba hacer crecer al Efesé cuando desembarcó en vísperas de la Nochebuena en la capital portuaria. No ha sido así, al no saber o poder sacar lo mejor de sus jugadores teniendo en cuenta las características de la plantilla que le presentaron. Por su parte Alonso que parecía estar consiguiendo un rendimiento óptimo de sus futbolistas cuando transcurrían los meses de septiembre a noviembre y en aquellos tres partidos finales del 2011, no ha conseguido mantener esa línea de regularidad y se ha venido abajo, esta agobiado y, ¡cuidado! que como pierda el sábado pueden entrarle las prisas y despeñarse hacia la 2ª B, recordando tiempos de Montilivi.
Aunque coincidentes en algunos aspectos, la calidad futbolística de ambas plantillas anda pareja aunque responden, ya desde su configuración, a dos culturas futbolísticas opuestas. La diferencia entre ambas escuadras está en el modo de armar el relato, de desarrollar el juego y del trazo de su obra. Les diferencia el fútbol que hacen el uno y el otro. La manera de jugar. El R. Murcia le parece al Icue más atrevido con respecto al FC Cartagena que es más timorato, corriendo, a veces, riesgos desmesurados al no tener referencia goleadora y teniendo que dejar descubierta la retaguardia.
Al Icue, a ver si es posible, le gustará ver un enfrentamiento entre el atrevimiento y el orden, estar ante un cuadro de pintura clásica, que los futbolistas se sientan a gusto con la pelota jugando de cara, como antaño, ¿recuerdan? Que se trasluzca una composición futbolística más abstracta, salpicada de matices y anteponiendo la imaginación a la disciplina, el atrevimiento sobre la precaución. El Icue gozará viendo fútbol a contracorriente, osado, atrevido, imprevisto, rocoso y peleón, de apuesta, como si fuese un equipo de autor sabiendo a lo que juega
Ya sé, querido Icue, que todo lo que acabo de describir es un sueño. Oye, ya que es un derby insulso, de malos augurios, con pocos aficionados de compaña cartagenera, déjame soñar. Deseo una victoria que no sea inútil, deseo quitarles los tres puntos a estos nuestros adversarios para que gocen los barrios humildes, pero orgullosos. Deseo que el tambor de la ruleta no gire al azar y los nuestros contengan el resuello, les arrollen, les barran en su feudo o dominio y empiecen a desarticular La Liga.
El Icue tiene unas ganas locas de ganar en la primavera de los naranjos en flor de azahar, salir de la abulia y parecer la corte del faraón. El Icue tiene buenos presagios al ver a las gaviotas hacer bailes en el cielo marmenorense anunciando victoria que, a partir del triunfo, tomarán los carros de Testis, como en la vieja Grecia, y comenzará esa caravana de partido a partido, en once etapas, creando ditirambos y promesas de salvación.
Amigo Icue, estamos en el miércoles anterior en el que saldrá a procesionar “el San Pedro”, Pedro Marina Cartagena, que viste de blanquinegro, tan devaluado como el derby y que me dicen, no que lo hayan degradado, ni apartado del oficio, ni lo vayan a arrinconar en esas sus dependencias nobles del Arsenal Militar, sino que ya no tiene honores de salida y arresto de vuelta, ni sueldo, ni ná de ná, cosas o errores administrativos o consecuencia de la crisis. Yo que tengo fe cartagenerista y de la otra, cuando al anochecido se junte a sus colegas “El Santiago” y “El San Juan” y suene el “Perico pelao” te invocaré, como cartagenerista que eres, para que intercedas ante los tuyos y le eches una gran mano a este tu Efesé querido. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”. Dies 3/28: Ante diem quintum Kalendas Apriles.
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