"Jamás desesperes, aun estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante." (Miguel de Unamuno)
Mi amigo y socio Icue me susurra que a D. Asier Goiría Etxebarría lo quiere el Leganés, lo ha recomendado su amigo y protector Victor Fernández. Lo está dudando. No sabe qué hacer; si continuar saboreando el melón de Torre Pacheco o largarse para disfrutar del pepino de Leganés que es muy útil para el gazpacho madrileño. El articulista sabe que no se va a marchar, más vale pájaro en mano que ciento volando, porque los miles de euros que volarían con su huida no los suelta este zonorzano ni aun apostándoselos a que esta tarde, en el viejo Rubial, marca goles hasta hartarse. No caerá esa breva, o sí.
Impartiendo clases en bachillerato- desde el viejo plan del ministro Ibáñez Martín hasta el plan LOGSE- he visto y padecido en las aulas a diversos tipos tan perezosos y abúlicos ellos que, vegetando constantemente, me hartaban por su desesperante pasividad.
Recuerdo, querido Icue, que un día volé desde la tarima, entonces las clases se impartían desde el estrado, hasta el pupitre del holgazán y, con el rostro encendido como un diablo, le increpé entre perdigonadas: “Usted no es un ser: ¡es un estar!”. El anatema existencialista para nada, por supuesto, inmutó la pachorra de aquel sujeto al que imagino prejubilado por la vía del mérito heroico de su vagancia, o haciendo de meritorio para trasladarse a Babia y pasar en Villafeliz el resto de sus días y alguna noche que otra sin otra expectativa que aquella que pueda proporcionarle una tómbola, una noria, la rueda de la fortuna y demás símbolos de la suerte, ahora concursos en televisión.
Dios me libre, querido Icue, la pretensión de realizar a estas alturas del verano y a cualquier otra hora que a usted, amable lector, le venga en gana leerme, un profundo discurso filosófico sobre la diferencia entre existencia y estado.
Lector, puedo anticiparle que esta anécdota reflexiva me ha venido a la memoria pensando en ese jugador de fútbol, zonorzano él, por nacer en Amorebieta y de nombre Asier Goiría Etxebarria.
El Icue desea animarle con esta reflexión sobre el empleo que los corrientes hacemos del “ser” y el “estar” refiriéndonos al papel que nos ha tocado desempeñar en el teatro de la vida. En este escenario, desde su estancia en Cartagena, a usted le ha tocado más estar de futbolista que ser futbolista aunque siempre se siente satisfecho u orgulloso de lo segundo porque no desea estar de lo primero.
Ha habido veces, en el tiempo que el Icue le conoce, que usted mismo se ha delatado al mostrar la más que probable insatisfacción derivada de un oficio, no muy bien desempeñado, que ha respondido más a un desganado “estoy de” que pretendiendo marcar distancias entre lo que hace, generalmente por debajo de sus aptitudes o ambiciones, y lo que le gustaría hacer. “Ser” algo, y no digamos alguien, expresa realización. “Estar de” algo, resignación. No llegar a ser lo que se debe, puede frustrar, pero estar de lo que no se merece también puede ser usurpación.
El Icue desea con toda el alma que Asier Goiría Etxebarria, para ser y no estar, debe de empezar a dar miedo a las defensas contrarias, crear auténticas situaciones de peligro y olvidarse de esa impotencia tan suya que, en el último año, terminaba por desesperar a todos los aficionados blanquinegros. Que vuelva donde solía. Que abandone la imprecisión, la falta de ambición y de juego y la mediocridad en todo su estar.
Alguna vez un sabio habitante de Babia le estableció al Icue el siguiente e inapelable axioma: “Los pueblos suelen estar gobernados por idiotas, por avariciosos y por avariciosos idiotas cuya única misión consiste en intentar convertir a sus administrados en codiciosos descerebrados”. El Icue olfatea que, de estos, en este Cartagena y en esta temporada no hay ninguno.
No desfallezca, amigo Goiría. El Icue no desea ser cansino con la disertación de hoy, ontológica y barata y no desea aburrirlo. No preocuparse, hasta en la vida o también en la vida, más que en otra actividad, existen, como diría aquella, miembros y miembras, bastos y bastas, vagos y vagas, sin esencia y esenciales e ignorantes que no pueden ser ni dueños ni diputados ni ministriles de…nada. Pero de eso están. Con un par.
¡Aúpa y no decaiga! Sé que está como nuevo, gracias Miguel Herrera, gracias Antonio Gómez y esfuércese, esfuércese usted, verá qué temporada mística le aguarda, qué de paz, de alborozo y qué de risas.
Pedro-Roberto J.P. hoy desde un lugar con encanto del Mar Menor. Dies 8/3: Ante diem tertium Nonas Augustas.
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