viernes. 26.04.2024

El Icue y…las muletillas del idioma futbolero

Hoy, querido Icue estoy un poco atascado: el FC Cartagena no proporciona noticias dignas de ser comentadas; el señor Presidente se ha vuelto prudente después del partido en Écija: “Hemos sufrido, pero el fútbol es así. Los partidos que nos vamos a encontrar en Segunda B serán broncos, y el...
Hoy, querido Icue estoy un poco atascado: el FC Cartagena no proporciona noticias dignas de ser comentadas; el señor Presidente se ha vuelto prudente después del partido en Écija: “Hemos sufrido, pero el fútbol es así. Los partidos que nos vamos a encontrar en Segunda B serán broncos, y el equipo tendrá que pelear mucho para estar ahí, como lo ha hecho hoy" y"faltan todavía 36 partidos.

Unas veces tendremos más suerte y otras menos". ¡Qué tiempos! Así, medio calladito o tapadito, llega el otoño y los catarros suelen atacar en la estación, está mejor; ya nos han presentado a Molina y, a punto están de hacerlo con ese viejo conocido, guardián esporádico de la portería, llamado Juanma; el entrenador y los jugadores andan descansando después de volver de su tournée andaluza, primera de las que después vendrán; la campaña de socios parece que llega, raspando, a los cinco mil y los peñista de Angosto están a punto de culminar su vuelta provinciana, con etapas por las diputaciones, con el fin de conseguir algunos societarios que engrosen las listas de abonados.

Ya sabes, Icue, como esta mañana estoy espeso y no tengo nada para escribir sobre el fútbol sin mala leche, sin dedo en el ojo, sin comités, ni nada que contar  sobre el fútbol sin cabezas de cerdo, sin cerdos con cabeza: jugaré con las palabras, las pasaré y chutaré. Sin más. Es la pureza.

Es por ello que, deseando satisfacer, como hacía Sancho Panza con el bachiller Sansón Carrasco, de sus dudas y preguntas con otros sucesos dignos de saberse y de contarse, vamos a dejarnos de lo que todavía no se ha producido para detenernos en ese lenguaje futbolero que, para no decir nada, utiliza las muletillas y ya sabes…éstas son el sarcófago del idioma.

Por ellas se reconocen a los chichi-nabos. A los colaboradores de algunos programas telebasura. A los políticos. A los tertulianos, que no tienen nada que decir. A algunos periodistas para los que el escribir es más duro y largo que un embarazo. A los rastacueros de las redes, esos que son incultos, vividores y jactanciosos. A los damnificados por las campañas de esas leyes educativas “protectoras” de la analfabetización. A los del Informe Pisa. A los tontos. Siempre hubo muchos. “Stultorum infinitus est numerus”, dicen que dice la Biblia en un verso suelto del Eclesiastés, de ahí lo toma prestado el Bachiller para espetárselo a don Quijote para dar razón de la sinrazón del éxito de la primera parte de sus andanzas. Pero ahora hay más. Tontos, digo, que esconden su estulticia bajo laKufiya de las frases hechas. Eso no es nuevo. El vulgo, para ocultar su condición, siempre ha recurrido a las muletillas, pero éstas, en los tiempos de la tele, los móviles e internet, son una plaga tan contagiosa como la gripe. Resulta útil, sin embargo, para detectar a los gramaticidas. Desconfíen de quienes en su inútil discurso usan expresiones como las que siguen…”Su opinión vale tanto como la mía”. “Punto de inflexión”.“Hágaselo mirar”. “Con la que está cayendo”. “Es un referente”. “Sociedad Anónimas Deportivas”. “Antiguas pesetas”, ¿las hay modernas? “El fútbol es así”. “Fútbol es fútbol”. “Ourense, Generalitat, Lleida, Girona…”“Ellos y ellas”. “Presuntos”. “A día de hoy”. “En el día a día”.“A pie de campo o de calle”. “Como no podía ser de otra manera”. “Tiene los datos”. “Sí o sí”. “Es lo que hay”. “Hoy no toca”. “Se puede decir más alto, pero no más claro”. “Perder la vida”. “Se te ponen los pelos como escarpias”. “Planes de futuro”, ¿los hay de pasado? “Dignarse a”. “Discrepo con usted”. “Salió de la rueda de prensa y cerró la puerta detrás suyo”. Los dos últimos solecismos citados no son muletillas, sino errores de bulto -el de trabucar la preposición regida por el verbo y el de confundir el pronombre personal con el posesivo- en los que incurren en sus conversaciones los futboleros. Si es usted, apreciado lector, de los que utilizan muletillas, “hágaselo mirar” mientras sueña con un incalculable número de tahúllas de césped verde, parceladas en casi un centenar de campos de fútbol reglamentarios en la ciudad Trimilenaria. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”.Dies 9/5: Nonae Septembres.Nº 249.
http://lamedusapaca.blogspot.com.



El Icue y…las muletillas del idioma futbolero
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