25 de junio de 2011, 12:44
Hemos dicho y hemos repetido hasta la saciedad, aquí pero también en el resto de medios informativos de Cartagena, las cosas buenas –que las tiene- pero también las cosas malas de Paco Gómez, el empresario de Jacarilla que rige los destinos del FC Cartagena desde julio de 2003 y que, desde hace pocos meses el dueño, amo y señor del club.
Ha hecho tanto por la supervivencia del Cartagena que tendría méritos de sobra para tener una estatua a la entrada del Estadio. Lo ha llevado hasta las puertas de Primera y no está rendido, no creáis. Seguro que este año dice que lo volverá a intentar porque está poniendo los mimbres para ellos con buenos fichajes en teoría.
Pero ha dicho y ha hecho también tantos disparates que serían suficientes para decirle y para pedirle que pare ya, que venda el club y que se marche a su pueblo. Cuando se toca a la dignidad y a los sentimientos es la gota que rezuma el vaso. Él lo hace a menudo. Los títeres que tiene a su alrededor no les queda otra que permitírselo pero no aquí.
Aquí no vamos a callar ante tantos ‘indignados’, que los hay, como hemos visto este viernes por la tarde en la residencia universitaria ‘Alberto Colao’, dónde los defenestrados del fútbol base siguen sin entender las causas de ese cambio tan drástico como no sea otra cosa que el dinero, maldito dinero que no se detiene ni siquiera ante los sentimientos de unos críos que se sienten engañados y abandonados por su jefe por mucho que el gerente, Paco López, trate o intente vender que el club ha pasado de ocho a veintiocho equipos de base.
Una cosa sabemos a ciencia cierta. Con Paco Gómez es imposible la tranquilidad, la seguridad y la pervivencia del club. Todos tememos que el día menos pensado se levante con el pie izquierdo, le dé uno de esos arranques dónde no deja títere con cabeza y se carga el equipo. Yo creo que, si no lo ha hecho aún es por el dinero que lleva invertido. Para eso habrá que estar preparado. Si ocurriera, esperemos y deseemos que no ocurra nunca, a muchos no nos pillará de sorpresa.
Las otras tardes, en el ‘Alberto Colao’ vimos la rabia contenida de muchos cartageneristas de verdad, de los llamados de ‘toda la vida’, que se sentían defraudados, engañados de la forma más vil porque han hecho daño a sus hijos. Para ellos Paco Gómez ya no es creíble como tampoco lo es su ‘mano derecha’ Paco López quien ha perdido credibilidad por muchas razones después de una semana convulsa por las sacudidas del oriolano, a quién sólo le importa el dinero, el vil y malandrín dinero. Tan triste como real.
No me extraña que al Cartagena le crezcan los ‘indignados’ como setas después de su última jugarreta, la de este PG que siempre se descuella porque es capaz como nadie de superar -con creces- su anterior disparate. A eso, como a otras cosas, no le gana nadie. Y lo de cargarse a las bases ha sido muy, pero que muy fuerte.
Ha hecho tanto por la supervivencia del Cartagena que tendría méritos de sobra para tener una estatua a la entrada del Estadio. Lo ha llevado hasta las puertas de Primera y no está rendido, no creáis. Seguro que este año dice que lo volverá a intentar porque está poniendo los mimbres para ellos con buenos fichajes en teoría.
Pero ha dicho y ha hecho también tantos disparates que serían suficientes para decirle y para pedirle que pare ya, que venda el club y que se marche a su pueblo. Cuando se toca a la dignidad y a los sentimientos es la gota que rezuma el vaso. Él lo hace a menudo. Los títeres que tiene a su alrededor no les queda otra que permitírselo pero no aquí.
Aquí no vamos a callar ante tantos ‘indignados’, que los hay, como hemos visto este viernes por la tarde en la residencia universitaria ‘Alberto Colao’, dónde los defenestrados del fútbol base siguen sin entender las causas de ese cambio tan drástico como no sea otra cosa que el dinero, maldito dinero que no se detiene ni siquiera ante los sentimientos de unos críos que se sienten engañados y abandonados por su jefe por mucho que el gerente, Paco López, trate o intente vender que el club ha pasado de ocho a veintiocho equipos de base.
Una cosa sabemos a ciencia cierta. Con Paco Gómez es imposible la tranquilidad, la seguridad y la pervivencia del club. Todos tememos que el día menos pensado se levante con el pie izquierdo, le dé uno de esos arranques dónde no deja títere con cabeza y se carga el equipo. Yo creo que, si no lo ha hecho aún es por el dinero que lleva invertido. Para eso habrá que estar preparado. Si ocurriera, esperemos y deseemos que no ocurra nunca, a muchos no nos pillará de sorpresa.
Las otras tardes, en el ‘Alberto Colao’ vimos la rabia contenida de muchos cartageneristas de verdad, de los llamados de ‘toda la vida’, que se sentían defraudados, engañados de la forma más vil porque han hecho daño a sus hijos. Para ellos Paco Gómez ya no es creíble como tampoco lo es su ‘mano derecha’ Paco López quien ha perdido credibilidad por muchas razones después de una semana convulsa por las sacudidas del oriolano, a quién sólo le importa el dinero, el vil y malandrín dinero. Tan triste como real.
No me extraña que al Cartagena le crezcan los ‘indignados’ como setas después de su última jugarreta, la de este PG que siempre se descuella porque es capaz como nadie de superar -con creces- su anterior disparate. A eso, como a otras cosas, no le gana nadie. Y lo de cargarse a las bases ha sido muy, pero que muy fuerte.
