12 de julio de 2010, 2:00
La final de la Copa de Europa contra la URSS, el gol de Marcelino quedo grabado en mi retina y corazón. Crecí creyendo que España era la mejor, pero iban pasando los años y las estadísticas demostraban lo contrario.
Recuerdo con frustración la noche que nos dio Paff en México, o la agresión a Luis Enrique o la cantada de Arconada por no recordar algún que otro colegiado que nos privo de la gloria.
Hace dos años pude ver ganar la Copa de Europa en color y nada menos que ganando a la poderosa Alemania, lo ocurrido ayer fue simplemente la reparación de una injusticia histórica, a pesar del árbitro inglés.
Superando un encuentro de fútbol-karate hemos escrito el nombre de España en la memoria universal, ayer si hubo confluencia interplanetaria y el autor material fue Andrés Iniesta que representa los valores que deben significar el deporte: talento, humildad, trabajo en equipo, esfuerzo individual, capacidad agonística y porque no belleza, como el beso que el estampo Casillas a su novia como desquite a tanta amargura e incomprensión.
Por fin ganaron los buenos y por fin triunfó el amor.
Recuerdo con frustración la noche que nos dio Paff en México, o la agresión a Luis Enrique o la cantada de Arconada por no recordar algún que otro colegiado que nos privo de la gloria.
Hace dos años pude ver ganar la Copa de Europa en color y nada menos que ganando a la poderosa Alemania, lo ocurrido ayer fue simplemente la reparación de una injusticia histórica, a pesar del árbitro inglés.
Superando un encuentro de fútbol-karate hemos escrito el nombre de España en la memoria universal, ayer si hubo confluencia interplanetaria y el autor material fue Andrés Iniesta que representa los valores que deben significar el deporte: talento, humildad, trabajo en equipo, esfuerzo individual, capacidad agonística y porque no belleza, como el beso que el estampo Casillas a su novia como desquite a tanta amargura e incomprensión.
Por fin ganaron los buenos y por fin triunfó el amor.