4 de junio de 2011, 2:00
La temporada ha pesado al final. Las últimas rondas fueron lo peor y en ellas se colaron de rondones problemas añadidos, extradeportivos que han acabado con la quiebra sicológica del equipo. Juan Ignacio ha reconocido en Balaídos, apenas encajar su equipo el 3-0, que poco menos el triunfo ante el Girona ha evitado problemas finales. Alguien lo dijo, o insinuó en vísperas de aquel histórico partido del 7 contra 11, y al que firma este artículo casi lo ponen a los pies de los caballos. Por decreto había que hablar de aspiraciones de ascenso, cuando el rendimiento del equipo estaba casi por los sótanos.
¡Que horrorosa segunda vuelta! Si la primera fue buena, tirando a inmejorable, en la segunda ha sido dilapidado el granero de méritos y marcadores a la altura de los mejores, para mostrar una curva descendente que ha podido alarmar. Los números del Cartagena de JIM han sido de descenso y la analítica del vestuario no ha debido de responder a los mínimos exigibles porque ha ocurrido de todo, fomentado por un presidente que se ha cubierto de gloria.
Habrá que serenarse y hacerlo de verdad. Pero ello no es óbice para decir aquí y ahora, con todos los guarismos de la liga terminados, que 18 derrotas son muchas derrotas para un equipo que comenzó con buenas hechuras y que 63 goles en contra confirman que los fracasos han comenzado a gestarse ahí, en la debilidad del bloque, en una estrategia de mantequilla a la hora de defender y en un centro de campo que no ha estado a la altura.
Adrede no escribo ahora de Víctor (para no cansar demasiado al lector) sino del desconcierto al que se ha llegado en las postrimerías de una Liga que, por suerte, ha deparado la permanencia del Cartagena en una categoría difícil. Ha habido mucha cosa artificial esta temporada, hueca de contenido o solo para la galería, como el detalle de formar otra vez corro, formando piña, todos los jugadores, en el centro del campo, al igual que sucediera la esperpéntica tarde del Girona.
En Twitter: @guillermoxim
¡Que horrorosa segunda vuelta! Si la primera fue buena, tirando a inmejorable, en la segunda ha sido dilapidado el granero de méritos y marcadores a la altura de los mejores, para mostrar una curva descendente que ha podido alarmar. Los números del Cartagena de JIM han sido de descenso y la analítica del vestuario no ha debido de responder a los mínimos exigibles porque ha ocurrido de todo, fomentado por un presidente que se ha cubierto de gloria.
Habrá que serenarse y hacerlo de verdad. Pero ello no es óbice para decir aquí y ahora, con todos los guarismos de la liga terminados, que 18 derrotas son muchas derrotas para un equipo que comenzó con buenas hechuras y que 63 goles en contra confirman que los fracasos han comenzado a gestarse ahí, en la debilidad del bloque, en una estrategia de mantequilla a la hora de defender y en un centro de campo que no ha estado a la altura.
Adrede no escribo ahora de Víctor (para no cansar demasiado al lector) sino del desconcierto al que se ha llegado en las postrimerías de una Liga que, por suerte, ha deparado la permanencia del Cartagena en una categoría difícil. Ha habido mucha cosa artificial esta temporada, hueca de contenido o solo para la galería, como el detalle de formar otra vez corro, formando piña, todos los jugadores, en el centro del campo, al igual que sucediera la esperpéntica tarde del Girona.
En Twitter: @guillermoxim
