16 de diciembre de 2014, 21:57
Los números se le tuercen al Cartagena. No es la mejor noticia ante el término de la primera vuelta de un campeonato en el que, hasta por perder ha perdido el título de ‘rey del empate’. Ese conocido tufillo a final adelantada que tiene el partido del sábado con el Real Jaén, uno de los fuertes que volvió a Segunda B por accidente en la última jornada de la pasada Liga ante el Alavés, induce a pensar que de nuevo se está ante el enésimo punto de inflexión.
Cansa ya invocar a los tópicos – uno de ellos es lo del punto de inflexión- cuando se confirma que la corta plantilla albinegra es incapaz de avanzar con decisión en la tabla y los problemas derivados de la provisionalidad del banquillo se eternizan. Los que deciden en el FCC no tienen prisa, como si la Liga constase de 150 partidos.
Parecía hasta lógico que se perdiese en la anterior ante el Cádiz, mejor club por presupuesto, pero a ese tropiezo en casa correspondía reponerse enseguida y lo que se recibió fue un palo en la Ciudad Deportiva Luis del Sol ante el filial del Betis que frena la posibilidad de impedir que los últimos puestos estén más cerca. No es la mejor manera de ilusionar a una afición que desconfía hasta de su sombra y con razón.
No dudo que pueden llegar mejores tiempos para el Cartagena, pero en este momento no puedo ser optimista ante la noticia de que el nuevo entrenador apalabrado o contratado se limita a presenciar los partidos desde el anonimato desde hace semanas.
