4 de noviembre de 2009, 1:00
Sin embargo, ser mayor no es siempre un hándicap en el mundo del deporte rey. Y si no, que se lo pregunten a David Buitrago y Juan Ignacio Martínez en el acierto que han tenido al fichar a dos jugadores de esos que todo el mundo tilda ya como de viejos, de acabados para la práctica del fútbol.
Estos dos jugadores, como todo aficionado del Cartagena ya habrá supuesto, son Cygan y Víctor, con 35 años cada uno de ellos a sus espaldas y, sin embargo, parte básica del esquema que ha colocado a nuestro equipo de líder invicto cuando ya han transcurrido diez jornadas, algo que nadie esperaba cuando empezó la competición.
En el segundo de los casos, nunca hubo dudas de que se trataba de un buen fichaje que el Cartagena consiguió en pugna con varios equipos de Primera y Segunda División. En el primero, el de Cygan, por el contrario, surgieron muchas dudas. El hecho de que el futbolista galo fuera reticente en un principio a cobrar los 200.000 euros que se le ofrecían, que se pusiera a buscar otros equipos y que diera largas a Buitrago y JIM nos hizo dudar a muchos aficionados -entre los que me incluyo, "mea culpa"- de que su rendimiento fuera el deseado para nuestros colores.
Una duda que, una vez visto su rendimiento sobre el campo, ha quedado despejada totalmente. Su veteranía, su colocación, su sentido de la anticipación -en la que le favorece mucho en el juego aéreo su altura-, la forma de ordenar a sus compañeros de defensa, el espíritu de lucha y de sacrificio que transmite y la ilusión con la que toma cada partido (ya he comentado alguna vez la forma tan efusiva con la que celebraba el triunfo en Cádiz un deportista curtido en mil batallas en categorías y competiciones más importantes que la Liga Adelante) le han convertido en uno de los futbolistas más queridos y valorados por los aficionados y para muchos, el jugador más importante fichado este verano. Porque no hay que olvidar que las victorias se consiguen, al margen de con los goles como es lógico, teniendo una defensa de garantías que impida que los rivales te hagan encajar tantos.
Eso, que parece una obviedad y de hecho lo es, está siendo la clave del éxito del Efesé (de nuevo perdón a Gómez Meseguer por utilizar "su" palabra) que encaja pocos goles gracias a la labor de Cygan, muy bien secundado por un Pablo Ruiz que llegó precedido de críticas por su rendimiento el año pasado en Córdoba pero que ha demostrado ser un gran central, el complemento ideal para el francés; por Txiki, por Clavero y, sobre todo, por Rubén, un portero de una categoría superior. Sin olvidarnos, porque no sería justo, del gran partido que se marcó contra Las Palmas Unai Expósito, que sembró dudas entre la afición sobre quién debe ser el dueño del lateral derecho cartagenero.
Por todo ello creo que es justo distinguir entre un futbolista mayor, de esos que hay muchos dando bandazos por los equipos de la Liga Adelante y de 2ªB sin saber retirarse a tiempo, y un futbolista veterano, al que los años que figuran en su carné de identidad no le importan a la hora de dejarse el pellejo sobre el campo y comprometerse con un proyecto, como el del Cartagena que tan ilusionados nos tiene a todos sus incondicionales. Y de ello, como queda claro, Cygan es un ejemplo perfecto.
Estos dos jugadores, como todo aficionado del Cartagena ya habrá supuesto, son Cygan y Víctor, con 35 años cada uno de ellos a sus espaldas y, sin embargo, parte básica del esquema que ha colocado a nuestro equipo de líder invicto cuando ya han transcurrido diez jornadas, algo que nadie esperaba cuando empezó la competición.
En el segundo de los casos, nunca hubo dudas de que se trataba de un buen fichaje que el Cartagena consiguió en pugna con varios equipos de Primera y Segunda División. En el primero, el de Cygan, por el contrario, surgieron muchas dudas. El hecho de que el futbolista galo fuera reticente en un principio a cobrar los 200.000 euros que se le ofrecían, que se pusiera a buscar otros equipos y que diera largas a Buitrago y JIM nos hizo dudar a muchos aficionados -entre los que me incluyo, "mea culpa"- de que su rendimiento fuera el deseado para nuestros colores.
Una duda que, una vez visto su rendimiento sobre el campo, ha quedado despejada totalmente. Su veteranía, su colocación, su sentido de la anticipación -en la que le favorece mucho en el juego aéreo su altura-, la forma de ordenar a sus compañeros de defensa, el espíritu de lucha y de sacrificio que transmite y la ilusión con la que toma cada partido (ya he comentado alguna vez la forma tan efusiva con la que celebraba el triunfo en Cádiz un deportista curtido en mil batallas en categorías y competiciones más importantes que la Liga Adelante) le han convertido en uno de los futbolistas más queridos y valorados por los aficionados y para muchos, el jugador más importante fichado este verano. Porque no hay que olvidar que las victorias se consiguen, al margen de con los goles como es lógico, teniendo una defensa de garantías que impida que los rivales te hagan encajar tantos.
Eso, que parece una obviedad y de hecho lo es, está siendo la clave del éxito del Efesé (de nuevo perdón a Gómez Meseguer por utilizar "su" palabra) que encaja pocos goles gracias a la labor de Cygan, muy bien secundado por un Pablo Ruiz que llegó precedido de críticas por su rendimiento el año pasado en Córdoba pero que ha demostrado ser un gran central, el complemento ideal para el francés; por Txiki, por Clavero y, sobre todo, por Rubén, un portero de una categoría superior. Sin olvidarnos, porque no sería justo, del gran partido que se marcó contra Las Palmas Unai Expósito, que sembró dudas entre la afición sobre quién debe ser el dueño del lateral derecho cartagenero.
Por todo ello creo que es justo distinguir entre un futbolista mayor, de esos que hay muchos dando bandazos por los equipos de la Liga Adelante y de 2ªB sin saber retirarse a tiempo, y un futbolista veterano, al que los años que figuran en su carné de identidad no le importan a la hora de dejarse el pellejo sobre el campo y comprometerse con un proyecto, como el del Cartagena que tan ilusionados nos tiene a todos sus incondicionales. Y de ello, como queda claro, Cygan es un ejemplo perfecto.
