domingo. 28.04.2024

¡Porque me gusta mucho!

LORENZO VERGARA PAGÁN (LOREN) Estoy seguro de que, muchos de mis lectores, cuando vean el título de este artículo pensarán qué "leches” querrá decir Loren con ese título tan escueto. Verán ustedes, conforme se cumplen años, uno se vuelve más nostálgico, más añorante. En mi caso (les doy mi palabra) los recuerdos...

LORENZO VERGARA PAGÁN (LOREN)


Estoy seguro de que, muchos de mis lectores, cuando vean el título de este artículo pensarán qué "leches” querrá decir Loren con ese título tan escueto.

Verán ustedes, conforme se cumplen años, uno se vuelve más nostálgico, más añorante. En mi caso (les doy mi palabra) los recuerdos los vivo con alegría, pues todos ellos, buenos y malos han ido formando mi carácter y mi vida, y como tengo la suerte de tener esta columna de opinión, pues acudo a ellos para intentar transmitirles a ustedes, parte de los hechos o anécdotas ocurridos en épocas lejanas, pero frescas en mi memoria.

Como he escrito en algún otro artículo, mi infancia transcurrió entre el lago y la explanada de la plaza de toros, en ella, los críos nos dedicábamos a jugar al fútbol y a destrozar alpargatas, con el agravante de que siendo una época terrible, en cuanto a escasez de medios económicos, para algunos de nosotros, era casi una aventura regresar a nuestra casa y recibir la reprimenda o el cocotazo de nuestros padres por haber roto las alpargatas (aquellas tan bonicas de dos tiricas negras) que, en mi caso, mi pobre abuela, mi mamá Concha  que era nada más ni nada menos que hermana del gran torero Gavira) me había comprado con gran esfuerzo. Como resulta que nuestra casa se encontraba en la misma explanada, desde el balcón, mi abuela me veía cuando jugaba, y me gritaba de viva voz Loooren ¿por qué juegas al fútbol? Y yo le respondía en el mismo tono ¡PORQUE ME GUSTA MUCHO!.

Por esta misma razón, por ser el fútbol una de mis pasiones, es por lo que, constantemente acuden a mi memoria recuerdos anecdóticos. Y hoy que, me ha mandado un amigo fotos antiguas de nuestra ciudad, no he podido remediar acordarme (al ver que en una de esas fotos se veía desde la plaza de Bastarreche el campo de fútbol del Almarjal) las distintas maneras que teníamos los aficionados de la época (mayores y pequeños) de ver o medio ver, el fútbol de gratis.

Voy a tratar de enumerar, como nos las apañábamos, para poder entrar o ver desde fuera, parte del partido de fútbol de turno. Con el ruego de que si alguno de mis posibles lectores recuerda alguna otra forma no reflejada en este artículo me lo recuerde. A saber, por orden cronológico, el primero que acude a mi mente es el de subir al monte cantarranas, y desde allí, como no había viviendas, se veía a vista de pájaro un poco más de la mitad del estadio. Otro método consistía en llevar una escalera y por encima de los vestuarios viejos (aquel del túnel largo de salida de jugadores) se veía más de medio campo y la portería de gol norte, por supuesto la escalera era compartida. Otro sistema (este para críos) era el de agarrarse a la mano de algún hombre y decirle, maestro páseme usted. El no va más, era el de trepar por las columnas de la pareta, previamente descarnadas para poder ir agarrándote a ella. Este método tenía el inconveniente de que tenias que tener alguien que te avisara si venia la pareja de "grises”. El último recurso, era esperar que abrieran las puertas los 10 minutos finales, y entrabas a "to pastilla” queriendo en esos minutos empollarte el partido entero.

Posteriormente y ya con la inauguración del Hospital del Rosell, aquello era una delicia, había quien estaba deseando que algún familiar se pusiera malico, para con esa excusa (puesto que las horas de visita coincidía con el partido) ver el encuentro entero, ya sea primo, tío, padre o abuelo el que estaba enfermo. Y ya rizando el rizo estaba la escalera metálica del hospital, eso sí que era el palco de honor de los "capitalistas”.

 En fin señores, como quiera que nuestro equipo solo tiene dos puntos en la cuarta jornada del campeonato, y servidor (como casi todos los aficionados) tenemos una fe casi ilimitada en nuestro entrenador Víctor Fernández, y sabemos que jugando como lo hace, los frutos tienen que obtenerse. Mientras esto llega, se me ha ocurrido escribir este "carrozón” de artículo para entretenerles. Saludos.

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