13 de enero de 2010, 1:00
Pero el hecho de todo ello sea cierto, no impide que aflore cierta inquietud cuando tratamos de analizar lo ocurrido los dos últimos meses (a excepción del partido en Valencia). Precisamente porque hemos visto a este equipo jugar mejor que cualquiera de los tres equipos que nos preceden, cuesta entender que ahora los contrarios lleguen a tener más posesión de balón que nosotros, que en 180 minutos de juego no hayamos podido hacer un solo gol o que nos encontremos casi a la misma distancia -en puntos- del Hércules que del Cádiz (última plaza del descenso).
Insisto -para evitar que nadie saque conclusiones erróneas-, hablo de una mínima decepción, ni mucho hablo de preocupación, ni de señal de alarma alguna. Estoy convencido de que es el momento de que los Longás, Lafuentes, Tochés y compañía, impongan sus cualidades y, de paso, pongan un punto de inflexión a sus carreras profesionales. Yo estaré encantado de que el Efesé les haya servido de trampolín para alcanzar esas metas mayores para las que están llamados.
En cuanto a Juan Ignacio, no creo que en general debamos sacralizar ni demonizar a los entrenadores. Tienen la cuota justa de responsabilidad que en muchas ocasiones las propias circunstancias les otorgan y, en este caso, no hay duda de que el técnico ha sumado y casi nunca restado.
Todo el mundo que ha trabajado con él coincide en que es un gran estratega y un magnífico motivador de sus jugadores. Sin embargo, son unos cuantos los que piensan/pensamos que apenas está contando con catorce jugadores para afrontar la temporada, y no debería ser así.
El otro día me comentaba un amigo que, probablemente, cualquier equipo de Segunda que anunciara a día de hoy a Tonino y a Sielva como sus incorporaciones de invierno, acertaría y daría de paso una alegría a su afición. Estoy de acuerdo. Si tenemos en cuenta que ya están en casa, el resto parece obvio: aprovechémoslo.
Insisto -para evitar que nadie saque conclusiones erróneas-, hablo de una mínima decepción, ni mucho hablo de preocupación, ni de señal de alarma alguna. Estoy convencido de que es el momento de que los Longás, Lafuentes, Tochés y compañía, impongan sus cualidades y, de paso, pongan un punto de inflexión a sus carreras profesionales. Yo estaré encantado de que el Efesé les haya servido de trampolín para alcanzar esas metas mayores para las que están llamados.
En cuanto a Juan Ignacio, no creo que en general debamos sacralizar ni demonizar a los entrenadores. Tienen la cuota justa de responsabilidad que en muchas ocasiones las propias circunstancias les otorgan y, en este caso, no hay duda de que el técnico ha sumado y casi nunca restado.
Todo el mundo que ha trabajado con él coincide en que es un gran estratega y un magnífico motivador de sus jugadores. Sin embargo, son unos cuantos los que piensan/pensamos que apenas está contando con catorce jugadores para afrontar la temporada, y no debería ser así.
El otro día me comentaba un amigo que, probablemente, cualquier equipo de Segunda que anunciara a día de hoy a Tonino y a Sielva como sus incorporaciones de invierno, acertaría y daría de paso una alegría a su afición. Estoy de acuerdo. Si tenemos en cuenta que ya están en casa, el resto parece obvio: aprovechémoslo.
