Un artículo de opinión de CARLOS SÁNCHEZ (@charlidsg)
Es oficial, estamos ante el primer momento de zozobra seria de este nuevo Cartagena. Hasta el momento, todo se había abordado con naturalidad, y con la esperanza de que en un futuro cercano las sensaciones que desprendía el equipo se convirtieran en buenos resultados. Sin embargo, la teoría se ha revelado a la inversa en la práctica, y son los malos resultados los que han contagiado al equipo, y convertido las sensaciones en cuanto al juego en nefastas. Se vio ante el Cádiz, en un encuentro en el que el Cartagena fue superado en el once contra once y contrarrestado en la superioridad numérica. Carencia de ideas.
Además, se repitió ante la Balona. Me remito a lo que dijeron Víctor Fernández y Paco Belmonte al término del encuentro. "La imagen del equipo no es la que queremos", "hemos dado una de las peores caras de la temporada", "ellos tenían una velocidad más" o "nos han ganado por intensidad" son una selección del muestrario de frases que dejaron las dos cabezas visibles del club al finalizar el encuentro. El Cartagena ha perdido esas sensaciones, esa imagen que le sostenía y que hacía presagiar un futuro mejor. En definitiva, ha perdido lo único que tenía.
Este análisis con 22 jornadas de liga ya disputadas no puede responder a una situación meramente coyuntural. El problema es estructural, y eso quiere decir que algo se ha venido haciendo mal para haber desembarcado en el primer momento de zozobra seria del equipo, con un Víctor discutido por los aficionados. Bien es cierto que, con la Copa del Rey a solo tres puntos, todavía quedan objetivos a tiro de piedra del equipo, pero hay que hacer un doble trabajo: primero, volver a convertir esas intangibles sensaciones en positivas, y luego traducirlas en resultados.
¿Quién acometerá esa tarea? Veremos qué decisión toman los responsables del club en su primer escenario claramente desfavorable. Lo que parece claro es que, en un sentido o en el otro, el partido de La Línea marca un antes y un después.
