23 de noviembre de 2009, 1:00
Por mi parte, tengo claro que el partido de Anoeta no hace peligrar mi fe en el equipo, al contrario, la renueva. No creo que peque de optimista si insisto en afirmar que, en un escenario diseñado para empresas mucho mayores, el Cartagena salió a jugar sin complejos, absolutamente desinhibido y mantuvo el control del partido y de la pelota, sin grandes complicaciones.
De hecho, los contratiempos llegaron por acciones puntuales que todos tenemos en mente: balón que repele el larguero en el momento exacto, ocasión fallida de Tato en el minuto 43 de la segunda parte y expulsión de Cygan, tras hacer el árbitro de su capa un sayo y equiparar un pisotón merecedor de la expulsión directa, con la lógica reacción airada del francés; posteriormente, en la primera acción de Pascal Cygan en la segunda parte, sería expulsado, a pesar de lo aparentemente liviano de la acción y de producirse la misma en el centro del campo.
Es decir, que podemos sumar dicho encuentro a la larga lista de partidos en los que el entrenador contrario tras finalizar el partido ha dicho algo parecido a lo siguiente: “Probablemente el Cartagena es el mejor conjunto al que nos hemos enfrentado hasta el momento…” (literalmente, ello se ha producido varias ocasiones)
Pero dicho lo anterior, soy muy consciente de que el próximo sábado nos encontramos con el primer partido clave de la temporada. Toda la clase, eficiencia y veteranía de que dispone la plantilla ha de explotar de una vez por todas y evitar, así, lo que sería el tercer tropiezo del equipo (segundo en casa; toco madera)
Es el momento de que los veteranos tomen el mando y de que, por su parte, esos jóvenes destinados a jugar en una categoría superior en no mucho tiempo (Rubén, Lafuente, Longás…) reaccionen definitivamente.
Si a todo ello le sumamos que la Real jugará en Vallecas, o que el Hércules recibirá al Levante, no hay duda: es el momento propicio para saber si de verdad tenemos entidad para estar muy arriba o, por el contrario, poco a poco nos vamos desenganchando del pelotón de cabeza.
De hecho, los contratiempos llegaron por acciones puntuales que todos tenemos en mente: balón que repele el larguero en el momento exacto, ocasión fallida de Tato en el minuto 43 de la segunda parte y expulsión de Cygan, tras hacer el árbitro de su capa un sayo y equiparar un pisotón merecedor de la expulsión directa, con la lógica reacción airada del francés; posteriormente, en la primera acción de Pascal Cygan en la segunda parte, sería expulsado, a pesar de lo aparentemente liviano de la acción y de producirse la misma en el centro del campo.
Es decir, que podemos sumar dicho encuentro a la larga lista de partidos en los que el entrenador contrario tras finalizar el partido ha dicho algo parecido a lo siguiente: “Probablemente el Cartagena es el mejor conjunto al que nos hemos enfrentado hasta el momento…” (literalmente, ello se ha producido varias ocasiones)
Pero dicho lo anterior, soy muy consciente de que el próximo sábado nos encontramos con el primer partido clave de la temporada. Toda la clase, eficiencia y veteranía de que dispone la plantilla ha de explotar de una vez por todas y evitar, así, lo que sería el tercer tropiezo del equipo (segundo en casa; toco madera)
Es el momento de que los veteranos tomen el mando y de que, por su parte, esos jóvenes destinados a jugar en una categoría superior en no mucho tiempo (Rubén, Lafuente, Longás…) reaccionen definitivamente.
Si a todo ello le sumamos que la Real jugará en Vallecas, o que el Hércules recibirá al Levante, no hay duda: es el momento propicio para saber si de verdad tenemos entidad para estar muy arriba o, por el contrario, poco a poco nos vamos desenganchando del pelotón de cabeza.
