8 de septiembre de 2011, 14:20
Es un problema que hay que solucionar por la vía rápida. No hay que ser un lumbreras para pensar que, cuando lleguen los goles, muchas cosas se arreglarán. Pero tienen que llegar.
Noventa minutos ante el Hércules incluyendo un penalti marrado, otros noventa ante el Barcelona B, ciento veinte minutos contra el Numancia. Todo ello suman trescientos minutos, un total de cinco horas sin marcar un solo tanto parecen demasiados minutos para un equipo que ha mejorado algo su imagen, sí, pero que necesita goles como el comer.
El problema del Cartagena lo tiene arriba y lo vengo manteniendo desde hace tiempo. Ni media punta ni organizador ni gaitas. Un buen delantero es lo que hace falta. Ni Álvaro Antón, ni Salva Chamorro ni Iván Bolado han acertado hasta ahora. Por si era poco Juan Collantes se lesionaba en Alicante y sigue en el dique seco.
No seré yo quien recuerde la sombra alargada de Toché, que se marchó porque quiso y porque era casi irrenunciable la oferta del Panatahinaikos, ni tampoco la de Víctor, ahora en el Leganés. Pero si deseo que, cuanto antes, los jugadores albinegros se pongan las pilas, ensayen todo lo que haga falta y más, y acierten con sus ocasiones. Sin goles no hay paraíso.
Lo peor de esto es la ansiedad que se genera en el entorno, solo basta salir a la calle. La ansiedad casi es peor aún que la ausencia de goles y ese aspecto hay que vigilarlo, tener mucho cuidado. Cinco horas suenan a muchas para un equipo que no ha dejado de sufrir desde que empezó la competición. Sabadell es un buen sitio para retomar el camino.
Habrá que confiar en que, por fin, llegue el gol, o mejor aún, los goles.
Noventa minutos ante el Hércules incluyendo un penalti marrado, otros noventa ante el Barcelona B, ciento veinte minutos contra el Numancia. Todo ello suman trescientos minutos, un total de cinco horas sin marcar un solo tanto parecen demasiados minutos para un equipo que ha mejorado algo su imagen, sí, pero que necesita goles como el comer.
El problema del Cartagena lo tiene arriba y lo vengo manteniendo desde hace tiempo. Ni media punta ni organizador ni gaitas. Un buen delantero es lo que hace falta. Ni Álvaro Antón, ni Salva Chamorro ni Iván Bolado han acertado hasta ahora. Por si era poco Juan Collantes se lesionaba en Alicante y sigue en el dique seco.
No seré yo quien recuerde la sombra alargada de Toché, que se marchó porque quiso y porque era casi irrenunciable la oferta del Panatahinaikos, ni tampoco la de Víctor, ahora en el Leganés. Pero si deseo que, cuanto antes, los jugadores albinegros se pongan las pilas, ensayen todo lo que haga falta y más, y acierten con sus ocasiones. Sin goles no hay paraíso.
Lo peor de esto es la ansiedad que se genera en el entorno, solo basta salir a la calle. La ansiedad casi es peor aún que la ausencia de goles y ese aspecto hay que vigilarlo, tener mucho cuidado. Cinco horas suenan a muchas para un equipo que no ha dejado de sufrir desde que empezó la competición. Sabadell es un buen sitio para retomar el camino.
Habrá que confiar en que, por fin, llegue el gol, o mejor aún, los goles.
