16 de diciembre de 2009, 1:00
Obviamente, por momentos disfruté muchísimo del partido y, una vez más, me pareció estar viendo al equipo más vistoso y atrevido de toda la Segunda División.
Sigo pensando que tenemos a tres o cuatro –dependiendo de si contabilizamos al francés lesionado- de los mejores jugadores de toda la categoría; insisto en que no sustituiría de plano nuestra plantilla por ninguna otra de las que conforman la Liga Adelante…pero algo sí parece haber cambiado.
Y, por mi parte, creo que el propio entrenador del Salamanca (Juan Carlos Oliva) acertó con el diagnostico que, en la propia rueda de prensa, se atrevió a hacer de nuestro Efesé: vino a decir que nuestro juego resultaba temerario, puesto que atacábamos con cinco, mientras que sólo otros cinco hombres defendían.
¿Planteamiento temerario? Yo no lo creo; parto de la base de que el fútbol ha de entretener y, durante tres meses, no sólo nos hemos divertido, sino que hemos permanecido sin apuros en puestos de ascenso. Más bien tiendo a pensar que sí se ha perdido algo de intensidad.
Efectivamente, fueron demasiadas las jugadas en que Clavero, Pablo Ruiz, Txiki y Expósito se vieron sorprendidos por un contraataque armado por otros tantos jugadores del Salamanca, sólo ayudados a destiempo por un sobrepasado Longás.
Es absolutamente imposible que pidamos a este último que construya de la manera que lo suele hacer y que, además, despliegue un esfuerzo descomunal y en solitario para contener al equipo rival.
Pienso, por tanto, que el pequeño –o mediano- problema radicaría en que De Lucas, Víctor, o cualesquiera otros que los sustituyan en el área de mediocentro, deben recuperar el tono físico que parecen haber perdido y no desengancharse por completo del partido cuando la pelota la tiene el contrario; por descontado, dejo fuera del mini-reproche a Lafuente, ya que él no sólo no ha bajado el rendimiento, sino que va cada día a más.
El Cartagena de hace un mes trabajaba en bloque y atacaba y defendía de forma absolutamente compacta. Seguro que de esa forma se taparían mejor los pequeños defectos y las lamentadas ausencias.
Por lo demás, despidamos en Valencia este maravilloso 2009 como se merece…
Sigo pensando que tenemos a tres o cuatro –dependiendo de si contabilizamos al francés lesionado- de los mejores jugadores de toda la categoría; insisto en que no sustituiría de plano nuestra plantilla por ninguna otra de las que conforman la Liga Adelante…pero algo sí parece haber cambiado.
Y, por mi parte, creo que el propio entrenador del Salamanca (Juan Carlos Oliva) acertó con el diagnostico que, en la propia rueda de prensa, se atrevió a hacer de nuestro Efesé: vino a decir que nuestro juego resultaba temerario, puesto que atacábamos con cinco, mientras que sólo otros cinco hombres defendían.
¿Planteamiento temerario? Yo no lo creo; parto de la base de que el fútbol ha de entretener y, durante tres meses, no sólo nos hemos divertido, sino que hemos permanecido sin apuros en puestos de ascenso. Más bien tiendo a pensar que sí se ha perdido algo de intensidad.
Efectivamente, fueron demasiadas las jugadas en que Clavero, Pablo Ruiz, Txiki y Expósito se vieron sorprendidos por un contraataque armado por otros tantos jugadores del Salamanca, sólo ayudados a destiempo por un sobrepasado Longás.
Es absolutamente imposible que pidamos a este último que construya de la manera que lo suele hacer y que, además, despliegue un esfuerzo descomunal y en solitario para contener al equipo rival.
Pienso, por tanto, que el pequeño –o mediano- problema radicaría en que De Lucas, Víctor, o cualesquiera otros que los sustituyan en el área de mediocentro, deben recuperar el tono físico que parecen haber perdido y no desengancharse por completo del partido cuando la pelota la tiene el contrario; por descontado, dejo fuera del mini-reproche a Lafuente, ya que él no sólo no ha bajado el rendimiento, sino que va cada día a más.
El Cartagena de hace un mes trabajaba en bloque y atacaba y defendía de forma absolutamente compacta. Seguro que de esa forma se taparían mejor los pequeños defectos y las lamentadas ausencias.
Por lo demás, despidamos en Valencia este maravilloso 2009 como se merece…
