Pero (pero, pero…) el uruguayo que traen los albinegros a priori para descorchar la botella del mercado de invierno no es un atacante de alta gama. No está acreditado. Vamos, que lo deben de conocer en su casa y en pocos sitios más. Debe de ser uno más en el mercado de invierno que se cierra el día 31 y para el que al menos llegarán otros dos futbolistas. Llega desde Bolivia el tal Nicolás. Procede de un país donde el mejor fútbol tal vez pueda equipararse a una Tercera española o a una Segunda B.
No quiero ser aguafiestas ni avivar llamas de decepciones pero este Nicolás no es el Zar del fútbol uruguayo. No es el Stuani que firmó el Albacete Balompié en Segunda y comenzó a hacer goles. Pero a lo hecho pecho y de antemano no se le puede negar el pan y la sal a nadie. Ni a este Nicolás que ha hecho ya muchas milis en un montón de clubes americanos, aun siendo joven.
El mosqueo es ajeno al propio jugador que ha contratado el Cartagena, pero por aquí ya se conocen fichajes tan pintorescos o kafkianos como la mayoría de los que hizo David Buitrago, con el Lobo Vigil incluido.
Quiero desear que el primer fichaje de Reverte, que sabe lo que se lleva entre manos, sirva para esperanzar a la afición. Que no sea carbón en esta noche de Reyes Magos.
