Valores como verdad, ética, moral, estética, religión etc han sido apartados y sólo vale el supremo acto de votar y mi libertad es intocable y suprema sin que ninguna o teoría o idea esté por encima de la mía o de la de los otros. Todos iguales. Faltaría más.
En esta situación, lo del fútbol tiene muy poca importancia. Y si se trata del fútbol cartagenero ¿para qué les voy a contar? Pero, a pesar de los pesares, todo tiene su corazoncito y hay que defender siempre lo que uno cree, no lo que les imponen los medios desinformativos españoles, que pido a Dios que los perdone por el inmenso mal que están haciendo.
Ciñéndonos a nuestra tierra siempre he creído, y lo he escrito, que las cosas de casa se arreglan con los de la familia y los de la ciudad con alguno que haya nacido en ella (salvo que no sea Manzano que se fue bien lejos a "triunfar”, a Cádiz y entonces estuvimos a punto de levantar cabeza y, ahora, debería repetir la experiencia y emigrar a La Coruña o a Lugo a ver si respiramos otra vez). Tampoco la de Simón valió para nada, desgraciadamente. Cuánto me hubiera gustado lo contrario.
Ahora estamos valencianizados como antes murcianizados. Siempre en manos de los demás por nuestra conocida desidia.Y además de valencianizados, uruguyizados (por partido triple) y sicializados y no sé cuántas cosas más pero ninguna positiva. Menos mal que dicen que tenemos a Palomeque, del que todo el mundo habla bien y esperanzado. Dos puntos de nueve pero mejorando. Así lo espero.
Este Cartagena da vergüenza ajena. Lleva sin ganar desde el 2 de noviembre (dos meses y medio) y en los últimos siete partidos tuvimos, creo recordar, cuatro empates y tres derrotas. Siempre por los puestos de abajo. Ahora por los peligrosos que nos enseñan abiertamente la Tercera. Hacía tiempo que no pasábamos tanta vergüenza, acostumbrados a intentar subir la cabeza y pensando en la Segunda A que para nosotros, equipo mediocre de ciudad desorientada, inactiva y pasota, siempre ha estado bastante lejos. Y ahora tenemos que estar mirando siempre para abajo como eternos perdedores. Reconozco, con dolor, que nunca he estado más alejado de este equipo, del que acepto ya como cosa natural sus fracasos y que no tengo prisa ya, quizá por miedo, a enterarme de los resultados de sus patinazos dominicales o sabatinos.
La cosa no pudo empezar peor con la venta -¿lo compraron de verdad?- a un grupo que no se sabía quién era y que tampoco se podía decir el nombre de algunos de los que estaban detrás misteriosamente, absurdamente. Y los que daban la cara no tenían un duro y menos mal que todavía no han llegado a los tiempos de la espantá de aquel caradura, Oliver, que venía del Xerez, y que nos dejó pufos sin cuento y sin dinero para comprar jabón y supongo que sin agua para las duchas.
Todo fue turbio. Tan tremendamente opaco, casi negro, que así estamos ahora siendo el hazmereir de las personas sensatas cuando leen a que los porteros los quieren sustitutir por personas que no cobren. Pues supongo que se apuntarán los amigos para ir al fútbol gratis de los que trabajarán gratis.
No entiendo nada, no comprendo nada, no tiene lógica nada.
La única verdad es que el equipo ha hecho el ridi y que esperamos con Palomeque deje de hacerlo. Mientras, la tercera (en realidad la cuarta del fútbol español) está ahí cerquita.
He leído que los poderosísmos La Roda y Marbella –nuestro dos últimos contrincantes y colegas de la baja clasificación- llevaron al campo a unos 500. Y me pregunta es la misma :¿cómo es posible que la mayoría de la 2ªB pueda funcionar más o menos y a nosotros se nos dice continuamente que estamos en quiebra y en peligro de desaparecer? ¿Por nuestra mala cabeza y espantosa economía?
¿Cómo es posible que se pueda pagar a los árbitros con entradas paupérrimas de 500 espectadores y nosotros con más no pudiéramos hacerlo en el último partido del Cartagena?
