5 de marzo de 2012, 11:55
En los últimos tiempos en el Cartagena hasta Juan Ignacio Martínez, con toda la gloria conquistada por la inigualable campaña primera en la Liga, en la siguiente en un momento determinado soportó especulaciones sobre una supuesta inseguridad en el cargo que avaló en su día la presencia de varios colegas en paro en las gradas del Cartagonova. No se confirmó y JIM siguió hasta el final y luego –por fortuna para el de Rabasa- Paco Gómez no lo renovó, aunque le había prometido una continuidad. Juan Ignacio acertó marchando barato al Levante, donde se ha revalorizado un 400 % y tiene pan en Primera para al menos tres o cuatro años.
En efecto, yo escribí que en el FCC había acabado su ciclo y sigo pensando igual. Parecía un disparate por mi parte. Para mejorar debía salir y salió. En Cartagena él había llegado al no va más.
El Cartagena necesitaba una renovación, no tan amplia como la realizada; sobraba con unos retoques, cinco o seis fichajes a lo sumo. Sí; es sencillo decirlo a toro pasado. Mas no me refiero aquí y ahora a las venturas y desventuras del célebre Quirantes –que en la penitencia lleva el castigo-, abocado muchas veces por el jefe a pasar por el aro del que paga.
Quiero centrarme en la evidencia de que ya ha comenzado aceleradamente la lluvia de ofrecimientos de entrenadores que están en las listas del INEM como parados. En castellano: los ‘buitres’, ellos y sus representantes, ya están ofreciendo revulsivos salvadores para mandar a CR a Cádiz, su casa. Basta que PG le dé la confianza a un técnico para que en pocos días le facilite el finiquito. Ya pasó con Paco López, el de Silla, y a Javi López, su sucesor en el puente de mando.
Supeditarlo todo a que se gane o no en Alcoy es muy fuerte, con 42 puntos todavía por delante. Es el socorrido ultimátum con el que juegan los ‘buitres’ que merodean para colocar a sus representados. Nada nuevo en este planeta.
Pero yo me atrevo a decir que, con todo el dolor, si esa posibilidad cuajase, la de la entrada de un cuarto entrenador sería el descenso del Cartagena, metido entonces en la espiral del desquiciamiento. Aquí viene faltando sentido común. Es mi opinión, sin pontificar. Las estadísticas están y un cuarto entrenador casi siempre llega vestido de enterrador. Ahora sí me estoy acordando del Tenerife que bajó. Lo siento. Y ahora a los guanches que dirige Pedro Cordero desde un despacho les cuesta sudor y lágrimas luchar por la clasificación en Segunda B.
NOTA EXCEPCIONAL DEL AUTOR: A Recopìlador, que envía un mensaje y a los que opinen como él: Yo, como tantos hombres y mujeres de la información, como tantos entrenadores ajenos y aficionados, coincidimos el pasado verano en que el FC Cartagena estaba confeccionando una buena plantilla. El que diga lo contrario que levante la mano.
En efecto, yo escribí que en el FCC había acabado su ciclo y sigo pensando igual. Parecía un disparate por mi parte. Para mejorar debía salir y salió. En Cartagena él había llegado al no va más.
El Cartagena necesitaba una renovación, no tan amplia como la realizada; sobraba con unos retoques, cinco o seis fichajes a lo sumo. Sí; es sencillo decirlo a toro pasado. Mas no me refiero aquí y ahora a las venturas y desventuras del célebre Quirantes –que en la penitencia lleva el castigo-, abocado muchas veces por el jefe a pasar por el aro del que paga.
Quiero centrarme en la evidencia de que ya ha comenzado aceleradamente la lluvia de ofrecimientos de entrenadores que están en las listas del INEM como parados. En castellano: los ‘buitres’, ellos y sus representantes, ya están ofreciendo revulsivos salvadores para mandar a CR a Cádiz, su casa. Basta que PG le dé la confianza a un técnico para que en pocos días le facilite el finiquito. Ya pasó con Paco López, el de Silla, y a Javi López, su sucesor en el puente de mando.
Supeditarlo todo a que se gane o no en Alcoy es muy fuerte, con 42 puntos todavía por delante. Es el socorrido ultimátum con el que juegan los ‘buitres’ que merodean para colocar a sus representados. Nada nuevo en este planeta.
Pero yo me atrevo a decir que, con todo el dolor, si esa posibilidad cuajase, la de la entrada de un cuarto entrenador sería el descenso del Cartagena, metido entonces en la espiral del desquiciamiento. Aquí viene faltando sentido común. Es mi opinión, sin pontificar. Las estadísticas están y un cuarto entrenador casi siempre llega vestido de enterrador. Ahora sí me estoy acordando del Tenerife que bajó. Lo siento. Y ahora a los guanches que dirige Pedro Cordero desde un despacho les cuesta sudor y lágrimas luchar por la clasificación en Segunda B.
NOTA EXCEPCIONAL DEL AUTOR: A Recopìlador, que envía un mensaje y a los que opinen como él: Yo, como tantos hombres y mujeres de la información, como tantos entrenadores ajenos y aficionados, coincidimos el pasado verano en que el FC Cartagena estaba confeccionando una buena plantilla. El que diga lo contrario que levante la mano.
