sábado. 18.05.2024

Sutil, Sutil

Repudiado hasta límites insospechados por la afición del Cartagena y tal vez considerado un héroe por la del Murcia con derecho a monumento, se supone que lo contratasen para que jugase pero no para que provocase, primero con ese ‘gambeteo’ ofrecido en los últimos minutos del partido y después con el...

Repudiado hasta límites insospechados por la afición del Cartagena y tal vez considerado un héroe por la del Murcia con derecho a monumento, se supone que lo contratasen para que jugase pero no para que provocase, primero con ese ‘gambeteo’ ofrecido en los últimos minutos del partido y después con el uso dañino de la palabra. Dañino porque sus vocablos fueron despreciativos, insultantes y creo que también humillantes. Hago constar que si hubiesen salido de un futbolista albinegro ahora servidor estaría escribiendo lo mismo, en el tono acusador como requiere la circunstancia.

Ante la pasividad del Club Real Murcia y la comprensión de la mayoría de la prensa de Murcia -la opinión y la interpretación es libre-,  Francisco Sutil ha optado por rectificar a medias al disculparse ante los jugadores del Cartagena, de los que se burló como jamás se ha visto en un campo de fútbol, pero se ha ratificado en sus manifestaciones en cuanto a herir la sensibilidad de una afición, con lo cual, como diría el castizo, el muchacho lo ha arreglado.

Esas declaraciones en territorio murcianista, en el postpartido y delante de peñistas y de medios de comunicación,  es un eufemismo decir que fueron privadas. Lo hubiesen sido si se hubiesen hecho en un domicilio particular y sin nadie que las grabase para sacarlas a la luz y echar más sal a la herida abierta por el provocador.

Flaco favor le ha hecho el tal Sutil Tirado al Murcia y a sí mismo. No merece convertirse en ídolo barato con tan poco esfuerzo, en el ídolo de una afición (la grana)  para presentarse como un impresentable ante la otra afición (la albinegra) a la  que ha conseguido ofender con los hechos y con las palabras de la irresponsabilidad.

Sutil ha dado un mal ejemplo a las nuevas generaciones de jugadores que se curten en las escuelas de fútbol, esos pequeñines que captan los detalles a la velocidad del rayo, y que han podido ver y escuchar el gesto y la palabra de quien se ha pasado y se ha equivocado. Y no quiere rectificar. Allá él. Ha sido la suya la única nota discordante en uno de los derbis más pacíficos y deportivos que yo recuerde. Lamentable.

Sutil, Sutil
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