1 de febrero de 2010, 1:00
Somos de la misma generación, jugábamos al futbol pensando nada más que algún día pudiéramos ser figuras o que la diosa fortuna nos diera la posibilidad de poder vivir de nuestra profesión. Como jugador jugo aquí en Racing, una institución histórica en Uruguay, lo hizo con gran destaque, llego a primera y rápidamente emigro, su juego era vistoso, técnicamente bueno para ser defensor.
En España jugó en el Rayo Vallecano, Xerez y en Cartagena donde se retiró y donde eligió junto a su familia quedarse a vivir. Es un cartagenero más, la mitad de su vida está en esa ciudad, conoce perfectamente la idiosincrasia y el futbol de toda la comarca. Me toco encontrarme con él los primeros días de enero del año 91 en la sede del Cartagena donde tuvimos la primera reunión de mi posible fichaje con la directiva.
El era entrenador del Naval, filial en ese momento, desde ahí percibí que era un gran tipo, despojado de todo, de los celos tontos que tienen algunos colegas mediocres, aún siendo compatriotas, él se puso feliz y a entera disposición de lo que pudiera hacer para favorecer mi rápido conocimiento de la institución y sus jugadores. En mi estadía y en esas temporadas fantásticas que me toco vivir siempre fue un hombre leal y un gran entrenador en el filial haciendo lo que debe hacer alguien que trabaja con jóvenes, saber enseñar.
Creo que en todos estos años mereció tener otra suerte y poder entrenar a equipos de mayor categoría, pero bueno eso es otra historia, a veces los mediocres son campeones y los que saben y aman esta profesión están ahí achicados por tanta ingratitud o vaya a saber uno porque. Trasante tiene lo que otros no, algo esencial para ser un hombre querido, tiene códigos y eso para mí sabe a gloria.
En España jugó en el Rayo Vallecano, Xerez y en Cartagena donde se retiró y donde eligió junto a su familia quedarse a vivir. Es un cartagenero más, la mitad de su vida está en esa ciudad, conoce perfectamente la idiosincrasia y el futbol de toda la comarca. Me toco encontrarme con él los primeros días de enero del año 91 en la sede del Cartagena donde tuvimos la primera reunión de mi posible fichaje con la directiva.
El era entrenador del Naval, filial en ese momento, desde ahí percibí que era un gran tipo, despojado de todo, de los celos tontos que tienen algunos colegas mediocres, aún siendo compatriotas, él se puso feliz y a entera disposición de lo que pudiera hacer para favorecer mi rápido conocimiento de la institución y sus jugadores. En mi estadía y en esas temporadas fantásticas que me toco vivir siempre fue un hombre leal y un gran entrenador en el filial haciendo lo que debe hacer alguien que trabaja con jóvenes, saber enseñar.
Creo que en todos estos años mereció tener otra suerte y poder entrenar a equipos de mayor categoría, pero bueno eso es otra historia, a veces los mediocres son campeones y los que saben y aman esta profesión están ahí achicados por tanta ingratitud o vaya a saber uno porque. Trasante tiene lo que otros no, algo esencial para ser un hombre querido, tiene códigos y eso para mí sabe a gloria.
