viernes. 03.05.2024
Francisco Belda | Abogado

De Vitienes y otros problemas

Pero eso sí, no hay duda, un mal arbitro (quiero pensar que no malintencionado) puede cargarse él solito un partido, desesperar a los jugadores y, de paso, mandarnos a todos a casa con un cabreo de órdago. Al menos, Vitienes –un pésimo árbitro- es capaz de ello, no lo pierdan...
Pero eso sí, no hay duda, un mal arbitro (quiero pensar que no malintencionado) puede cargarse él solito un partido, desesperar a los jugadores y, de paso, mandarnos a todos a casa con un cabreo de órdago. Al menos, Vitienes –un pésimo árbitro- es capaz de ello, no lo pierdan de vista, promete.

Ni mucho menos creo este señor fuera el único problema con que se atascó el Cartagena, hay otros y merecen un autoanálisis profundo por parte del cuerpo técnico y los jugadores, pero el Levante sólo empezó a creer en la victoria cuando vio que el árbitro estaba dispuesto a interpretar cada jugada dudosa en su favor.

Vayamos por partes. En cuanto a la expulsión de Txiki no niego que hubo contacto entre balón y mano, pero el lateral no corta un pase, el jugador del Levante había controlado mal el balón y Txiki (seguramente a demasiadas revoluciones) se acerca an la pelota a partes iguales con la rodilla y el brazo, con la mala suerte de impactar finalmente en este último. A un buen árbitro seguramente le hubiera venido a la cabeza que era el minuto 1 de la segunda parte, que Txiki ya había sido amonestado, que el partido discurría con una tranquilidad absoluta que aconsejaba que no tirara mucho de silbato, que el balón estaba a 40 metros de la portería y muy escorado a la banda. Pero Vitienes no es bueno (al menos en su profesión) y sólo atinó a pensar “balón, mano…amarilla”.

Y ahí cambió todo. El Cartagena pareció desmoronarse y el Levante lo tuvo muy fácil para hacer cuatro goles en apenas veinte minutos. Demasiado fácil porque al margen de esas otras cuestiones técnicas que sin duda tenemos que hacernos mirar, Vitienes no vio un control clarísimo de Javi Guerra ayudándose con la mano en el cuarto gol y en el tercero no necesitó ni consultar al linier para automáticamente dar por bueno un gol muy pero que muy fantasma. Sí, acepto que son decisiones condicionadas por la apreciación que pueda tener el árbitro en décimas de segundo, pero ojo, en el tercer gol del Cartagena éste tuvo más de medio minuto para comprobar que el portero del Levante agarró la pelota para evitar que se jugara. Resultado de la jugada: tarjeta para Víctor, el único que quería jugar la pelota de todos los que estaban dentro de la portería en ese momento.

Ahora toca levantarse, pasar página y animarnos al comprobar que el resto de resultados de la jornada vuelve al concedernos al indulto. El problema es que ahora ya no hay margen de error posible, toca ganar en Córdoba y tomar lo ocurrido el sábado como un toque de atención definitivo para todos. No se puede volver a empezar el partido concediendo un nuevo regalo al contrario, ni tampoco puede el equipo disolverse ante el menor contratiempo que surja. Dos expulsiones en dos semanas y, conforme apareció el color rojo, sencillamente se acabó el partido.

Lo dicho, no creo que Vitienes sea el único problema del Cartagena, pero por favor, como diría Clemente, que lo metan en la nevera con el anisakis.

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