sábado. 27.04.2024

Y el entrenador cayó en la hoguera

De doce en juego, cero en el zurrón. Mas con ser los números exponente de que la cosa no funcionaba, el desencadenante de la decisión tomada por el club ha sido la imagen del conjunto, precisamente por su falta de cohesión y ese no jugar a nada que se advirtió...

De doce en juego, cero en el zurrón. Mas con ser los números exponente de que la cosa no funcionaba, el desencadenante de la decisión tomada por el club ha sido la imagen del conjunto, precisamente por su falta de cohesión y ese no jugar a nada que se advirtió ante el Barcelona B y frente al Alcorcón, lo que fue captado por los seguidores desde el primer momento.

La reacción positiva  ante Numancia y en Sabadell sirvieron de muy poco por el peso superior de la imagen negativa, aplastantemente desoladora. Los imponderables, que los hubo y en buen número –jugadores expulsados casi en todos los partidos- se diluyeron ante el peso de la colocación del equipo albinegro como colista. Con las alarmas encendidas PL tenía pocas defensas en un ambiente de crispación, desconfianza y en camino a la desesperanza, de la mano del pesimismo.
 
Sus jugadores le arroparon pero solo de palabra; en el campo ya fue otra cosa. Nadie dude del interés de nadie en salvar de la quema al de Silla, pero los hechos son los hechos y las obras son amores. Que de este desaguisado no puede ser culpado en exclusiva el que se marcha.

El veredicto de la afición había llegado pronto y Paco López se ha visto arrollado por las circunstancias. Su honesta carga de interés, sus buenos deseos por entrar en el fútbol profesional  como técnico  en edad de progresar no han estado acompañados por la suerte o por el acierto, o por ambas cosas al mismo tiempo, y debe quedar el regusto amargo de que se marcha un hombre que puede ser válido en estos menesteres, y que sin duda se puede levantar profesionalmente, pero cuyos errores han podido ser tan continuos y voluminosos que no han tapado  la brecha abierta en la corteza de un club con la epidermis muy fina, necesitado de hacer costra en la Liga Adelante.  Menos de tres meses de trabajo planificado han caído en la hoguera.

La despedida entronca directamente con la llegada del nuevo entrenador Javi López, sin más demora. Es el cambio que llega, se espera que para bien. Cambio forzoso, también doloroso y en este caso cruel para el que se va con el soponcio encima de casi 6.000 espectadores pidiendo su dimisión en el Cartagonoca, algo que el propio afectado comprendió y asumió como hombre de fútbol.

Cambio obligado porque las cosas no podían continuar así y el fútbol exige medidas drásticas y dolorosas a veces.

Y el entrenador cayó en la hoguera
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