Lalo, que residía en Canteras, lo fue todo en aquel CD Cartagena, donde coincidió con Trujillo, Casas, Santos y aquella hornada de grandes futbolistas de los que, afortunadamente, aún quedan unos cuantos. Lalo pasaría por el Real Madrid, de dónde saltó al equipo bético hasta su cesión a aquel Cartagena que alternaba sus partidos con temporadas en Segunda División y otras en Tercera, que eran junto a la Primera, las únicas categorías que existían y Lalo triunfó en todas.
Del equipo albinegro se marcharía hasta La Condomina, donde también triunfaría con la camiseta del Murcia, dejando un grato recuerdo y tras el equipo grana pasaría al Imperial, más tarde el Hércules y después e Hellín antes de desfilar por la Deportiva Minera, el equipo del Llano del Beal donde le veneraban, por su juego y por ese carácter abierto y agradable que tenía con todo el que se le acercaba, un personaje agradable y cercano que dejará una huella indeleble de su paso por Cartagena. El final de su carrera lo pondría ya como aficionado en un campeonato local de fútbol del Campo de Cartagena, donde siempre le daba caché al equipo que defendía hasta bien entrado los cuarenta años.
Lalo, un personaje inolvidable y especial, sobre todo para los seguidores blanquinegros de la época, que se quedarán con el recuerdo de un futbolista noble, trabajador y honrado, lo que en realidad era en su vida. Deja a su esposa, Mari Carmen García, tres hijos y otros tres nietos. Las exequias de corpore insepulto se celebraron esta mañana del sábado 23 de marzo y su posterior traslado al cementerio de San Antón.
Vaya desde esta redacción nuestro más profundo pésame por un futbolista y persona al que siempre hemos querido y admirado, como futbolista y como persona.
