Muchos de los que hayan leído la famosa novela saben que el doctor Jekyll es un científico que crea una poción o bebida que tiene la capacidad de separar la parte más humana del lado más maléfico de una persona. Cuando Jekyll bebe esta mezcla se convierte en Edward Hyde, un criminal capaz de cualquier atrocidad. Según se cuenta en la novela, en nosotros siempre están el bien y el mal juntos, por eso Hyde, símbolo de todo lo perverso, resulta repugnante a todo aquel que lo ve.
Si aquella novela corta la tuviésemos que extrapolar al fútbol y más en concreto al FC Cartagena por ahí podríamos tener a nuestro Doctor Hyde y mister Jekyll más blanquinegros porque ya son nueve derrotas en 12 visitas son muchas, muchísimas las que ya acumula este Cartagena que se ha empeñado en convertirse en este doctor Jekyll y mister Hyde, si añadiéramos los siete triunfos en casa, que es por donde este Efesé se está salvando de más pecados.
Okazaki, otro que tal. Con máscara o sin ella comina buenas y pésimas actuaciones. Segun sea como el equipo, o doctor Jekyll y mister Hyde
Porque es la AD Alcorcón el único equipo que supera de largo las nueve derrotas albinegras a domicilio con 13 tropiezos que ya le marcan como el primer gran candidato al descenso. El caso el Cartagena no distaría mucho si no fuese por esa firmeza que existe en el Cartagonova que es donde se produce la otra parte de la transformación y que tenga dos o más identidades o personalidades con características opuestas entre sí.
Es evidente que el Cartagena está jugando con fuego. O gana o pierde pero nunca empata excepción hecha de aquel 1-1 relativamente reciente en Leganés. Quiere decirse que a poco que algún día se descuiden y no sean en casa todo lo fuerte que demuestran hasta ahora el equipo se hundiría indefectiblemente en la clasificación. Nueve derrotas de 18 partidos jugador es una circunstancia que jamás se ha vivido en Cartagena con ninguno de sus equipos que han precedido a este Efesé del siglo XXI.
Porque da rabia que todo lo bien que se hace en casa no sea suficiente para terminar de enganchar a una afición que ya empieza a darle miedo a ver un partido de los albinegros, todos ellos cortados por el mismo o parecido patrón, es decir, primeros 20 ó 25 minutos buenos o incluso muy buenos pero tras encajar el primer y el segundo gol el equipo se diluye como un azucarillo en el café. Son el doctor Jekyll y mister Hyde. Puf, que rabia da.