El FC Cartagena en su intimidad como club y SAD, en pocas semanas ha tenido que trabajar duro. Todo el reducido equipo de que dispone, su corta infraestructura para un equipo del tamaño del albinegro, tiene que dar la cara en las oficinas y en las gestiones en todos los frentes. Se ha tenido que superar el trauma de ser equipo ascensor de Rayo Majadahonda y Extremadura, cada eliminatoria con su historia a cuestas y sus correspondiente leyendas urbanas, y estar bajo sospecha hasta que se puedan aclarar los sucedidos.
Los problemas derivados por el no ascenso han caído sobre las cabezas responsables cuando se trata de recomponer una plantilla que se ha ido cayendo por varios goterones en el tejado del edificio. El cambio va a ser más drástico del que se esperaba. Lo de Sergio Jiménez fue un ‘bombazo’. Y surgen nuevas vías de agua que serán tapadas, sin duda. Mejor o peor. No hay futbolista imprescindible.
Pero hay un camino fácil y es de criticar por criticar cualquier contratación que se haga. Es muy bueno opinar pero, a veces bajo el anonimato de redes sociales se perciben algunas tendencias moldeadas para poner en cuarentena a algunos futbolistas que llegan a un club sin un nombre todavía hecho en el fútbol. Siempre hay que dar un margen de crédito y si después hay que criticar, se critica...
Pondremos un ejemplo. En 2003 Paco Gómez mandó fichar a José Luis Rodríguez Loreto para el Cartagena. Había jugado en el Murcia, y antes en el Betis, Zaragoza, Logroñés, Córdoba, en el Cádiz, y siempre había marcado goles. El 'Paloma' pagó por Loreto un dineral por dos campañas y en el tiempo que estuvo de albinegro fue un fracaso: 4 goles en el balance de 39 partidos. El sevillano Loreto tenía entonces 32 años. /G. J.
