viernes. 26.04.2024
La otra tarde, después del partido de ESPAÑA contra Suiza llevé mí vehiculo al taller, un modelo del año cuando en Sevilla se celebró La Expo, para que me lo pusieran a punto. El mecánico, el amigo José Mari, me lo diagnosticó cojonudamente: Pedro, este coche está adelantado de chispa. Bueno pues eso, LA SELECCION está adelantada de chispa y hasta pasada de revoluciones y, además, condicionada por el ruido de las vuvucelas y, hoy, habiéndola visto contra Honduras, añadiré que frenada por su propia ansiedad.

Les aseguro que la chispa adelantada y las revoluciones pasadas no han sido la causa del fracaso de nuestra, vuestra, suya SELECCION contra Suiza, la causa ha sido el desagradable y ensordecedor ruido de las dichosas vuvucelas que son las que han gripado el motor de nuestra Selección.

Vuelvo a asegurarles que, ayer noche fue la ansiedad, la necesidad y la supermotivación las causas que frenaron a los Navas y Torres; Xavi y Villa; Cesc y Mata y Alonso, para que estos asestaran un escandaloso resultado, como aluvión, que hubiera dejado a los hondureños como una estera y sin el paraguas de Palacios, un valladar que tapó, casi todo, al otro Valladares.

Recuerdo que en los 80 en un viejo campo de fútbol, parecido al Almarjal, con encanto, encimista tipo ingles, recogidito y familiar, llamado “Las Gaunas”, jugó en la entonces Primera División, hasta nueve años, un club simpático llamado C.D. Logroñes.

Como el encantador mini estadio eran tan familiar que parecía el salón de casa, los entrenadores aconsejaban que la estruendosa charanga, que todas las tardes de partido acudía al coqueto y vetusto estadio, se colocara detrás de la portería del equipo contrario para que, con su música estridente y ruidosa, aturdiese, volviéndolos locos, al portero contrario y sus defensas dejándoles la cabeza tarumba como el bombo de la charanga. Y allí donde atacaba la delantera rojiblanca logroñesa, allí se desplazaba para armar bulla, la, para el contrario, maldita charanga riojana.

Esto mismo es lo que les ha pasado a nuestros ansiosos seleccionados que se han aturdido, atontado y tarumbado por el sonido de esas dichosas trompetillas; llamadas vuvucelas que, en todo tiempo de Dios y tierra de garbanzos, han existido y en nuestros campos las hemos portado juntamente a nuestros hijos para que estos con su capacidad pulmonar, todavía por formar, las hicieran sonar y además no molestaban y ellos bien que la gozaban.

Dicen que ese instrumento de plástico y de viento, similar a nuestras infantiles y juveniles trompetillas, forma parte de la cultura del país Sudafricano, ¡toma!, y, también, de la futbolística cultura del mundo mundial. La ventaja o el inconveniente es que allí tienen más colorido y, al ser los espacios más amplios, suenan más y hasta se mezclan con los ruidos del entorno natural de sus infinitos espacios abiertos confundiéndose con los barritos de los elefantes y rinocerontes, los rugidos del león y el leopardo y el mugir del búfalo.

Hace unos instantes, al ir a retirar los periódicos de hoy, se me ha acercado mi quiosquera, la mujer lee demasiado cuore, murmurándome que, España perdió el primero, y ganó el segundo por el raquítico 2-0, no porque jugara mal, ni porque le haya abandonado su suerte, ni porque ESPAÑA esté de capa caída, ni porque Suiza jugara mejor y Honduras tuviese a Valladares, ni mucho menos. Ella, es así, piensa que se ha hecho lo que se ha hecho y se está jugando como se está jugando por culpa de una tal Carbonero que desde la banda y con micrófono lo pone todo tormentosamente negro y porque, además, el exótico Yuichi Nishimura también nos tocó las vuvucelas y hasta el sushi al no pitar, al menos, dos penaltis ¡Lo que hay que escuchar, ver y leer!

Les cuento: ¿Saben por qué no me da la gana llamar a nuestra selección “la roja”? gracias Doctor, porque es una expresión eufemística vergonzante que resulta, como si yo quisiera, quitarle a La Rioja la i de ilusión o de identidad.

Pedro-Roberto J.P. hoy en Villamediana de Iregua. Dies6/22: ante diem decimum Kalendas Iulias

Joder con la “vuvucela”, nos la han tocado
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