6 de diciembre de 2010, 1:00
Lástima, decía un viejo seguidor de los de ‘toda la vida’ que “está prohibido comer pipas y que no hay gradas para sentarse pero esto se ha quedado chulísimo” comentaba refiriéndose al estado de las instalaciones mientras no perdía detalle de las evoluciones de los jugadores cartageneristas. El sexto puesto, las evoluciones de los lástimados o lesionados como Jordi Pablo o Txiki además de Víctor y Cyugan eran comentarios prioritarios de los aficionados, que ya empiezan a pensar en el partidillo de Ponferrada el próximo viernes (21 horas, Gol TV y Canal + Liga).
Lo de las pipas es normal, pasa en todas las instalaciones parecidas a Ciudad Jardín, prohibidas cien por cien, aún así no faltaban cascarujas por el suelo mientras algunos comentaban aún la ocasión que se dejó escapar ante el colista Albacete y mientras correteaban niños de no más de 3 ó 4 años aún a riesgo de haberse llevado un buen susto.
Las gradas sí que se echaban de menos. Las más de cien personas que acudieron –muchos de ellos recibieron a los jugadores con un tímido aplauso cuando llegaban, ya vestidos de futbolistas, procedentes del Estadio- han pasado una mañana de lo más agradable.
Entre el tímido sol que aparecía y sus futbolistas favoritos no encontraron mejor sitio, en pleno centro de la ciudad, para pasar la mañana de este lunes festivo y, de paso, acercarse hasta su gente.
Por cierto, el hecho de que el Cartagena haya entrenado en Ciudad Jardín no obedece a otra cuestión de no haber encontrado campo alguno para trabajar en los alrededores, ni La Manga Club, ni Roldán, Balsicas, Torre Pacheco, incluso se estuvo inspeccionando el estado de Las Palas, pero sin suerte. Hoy por hoy Ciudad Jardín no deja de ser una opción.
Quién habría pronosticado hace un tiempo aún cercano que un día como este lunes el primer equipo del Cartagena terminaría trabajando en sus instalaciones.
Lo de las pipas es normal, pasa en todas las instalaciones parecidas a Ciudad Jardín, prohibidas cien por cien, aún así no faltaban cascarujas por el suelo mientras algunos comentaban aún la ocasión que se dejó escapar ante el colista Albacete y mientras correteaban niños de no más de 3 ó 4 años aún a riesgo de haberse llevado un buen susto.
Las gradas sí que se echaban de menos. Las más de cien personas que acudieron –muchos de ellos recibieron a los jugadores con un tímido aplauso cuando llegaban, ya vestidos de futbolistas, procedentes del Estadio- han pasado una mañana de lo más agradable.
Entre el tímido sol que aparecía y sus futbolistas favoritos no encontraron mejor sitio, en pleno centro de la ciudad, para pasar la mañana de este lunes festivo y, de paso, acercarse hasta su gente.
Por cierto, el hecho de que el Cartagena haya entrenado en Ciudad Jardín no obedece a otra cuestión de no haber encontrado campo alguno para trabajar en los alrededores, ni La Manga Club, ni Roldán, Balsicas, Torre Pacheco, incluso se estuvo inspeccionando el estado de Las Palas, pero sin suerte. Hoy por hoy Ciudad Jardín no deja de ser una opción.
Quién habría pronosticado hace un tiempo aún cercano que un día como este lunes el primer equipo del Cartagena terminaría trabajando en sus instalaciones.
