A veces es conveniente y hasta interesante hacer memoria y dejar escrito algunos retazos de la historia del fútbol de Cartagena, menos conocida o totalmente desconocida. Eso nos propondremos hacer.
GUILLERMO JIMÉNEZ
En otro tiempo abundaron en el mundo del fútbol en Cartagena los llamados mecenas. Personas por lo general empresarios de posición económica desahogada -ricos, por decirlo más claro- o profesionales liberales. Éste no era el caso de un aficionado, Francisco Carreño, modesto directivo en varias etapas del equipo albinegro. Era veterano trabajador de la EN Bazán (hoy Navantia), pendiente de una nómina para subsistir pero que no pudo frenar su impulso de ayudar a 'su' club en momentos complicados, tan difíciles como los actuales en que se hacen cábalas en cuanto a una hipotética desaparición.
A escondidas sin que lo supiese su propia familia, Paco Carreño aportaba un dinero para colaborar redondeando la cantidad para hacer posible el pago de una nómina del club. 2.000, 3.000 pesetas de los años 70 y tal vez 80 era lo que adelantaba (sin posibilidad de recuperación) un Carreño se fue a la tumba hace pocos años sin que la mayoría de amigos conociesen su sacrificio económico. Un esfuerzo embadurnado de mucho mérito que saco ahora a colación desempolvando un poco de historia de tiempos diferentes cuando las SAD no habían aterrizado -¿para qué?- en el planeta del fútbol, lleno de vividores.
Asamblea de socios del Cartagena, presidida por Morga, a la que acudió Paco Carreño. /Foto Moisés Ruiz
Hubo muchos dirigentes sacrificados en medio siglo que apostaron -por amor propio, por cartagenerismo, por masoquismo- por el Cartagena o sucedáneos, y salieron perdiendo. Algunos casi arruinados. Desde los años 60, Herminio Campillo Castillo, unionense cartagenero, pasando por Andrés Martinez Prieto: Carlos Martínez 'Sobrasada', de La Palma; Antonio Hernández Domenech, joyero de la calle San Fernando; Paco Checa, José Luis Belda Guardiola, que extendió su colaboración al baloncesto (Proexinca). Y otros. No así Mariano Carrera Moya, que subió al equipo en 1982 pero no le costó una peseta.
En aquellos tiempos la actitud paternalista de los Ayuntamiento era clave. En la actualidad esa ayuda municipal sigue pero se manifiesta en otros conceptos de colaboración. Hoy las circunstancias hacen que el FC Cartagena SAD dependa principalmente de los recursos generados por la sociedad que lo dirige, de otra parte lógico. Que se sepa ya no hay Pacos Carreño que ayuden en secreto recortando de su salario de empleado para que su equipo del alma salga de apuros..
