Ocho de los dieciocho entrenadores que han desfilado por el banquillo del estadio Cartagonova en la era de Paco Gómez, que parte en el verano de 2003, han sido despedidos antes de tiempo. Ése es un dato objetivo. Solamente unos pocos se salvaron de la escabechina generalizada que suele organizarse en tiempos como los actuales, es decir cuando el equipo no va bien. Y ahora, el Cartagena no marcha bien.
Paco Gómez avisó en Yecla de que no está casado con ningún futbolista. Tampoco con Pato. Va a presenciar los tres próximos partidos, se supone que con la lupa en la mano para escudriñar cualquier detalle que no le guste, estudiarlo con calma o no y tomar decisiones. Al de Orihuela no suele temblarle el pulso. Cuando llama a sus oficinas de Espinardo a su director general y al director deportivo a la vez…malo María. No lo ha hecho pero avisa.
Los jugadores han trabajado esta mañana del viernes en las instalaciones de Ciudad Jardín, muchos de ellos cabizbajos porque el 3-1 de Yecla deja mucho que desear en un partido presuntamente de mero trámite que estuvo cerca de complicarse. Sólo la soberbia actuación del cartagenero Molina evitó lo que habría sido una debacle. Paco Gómez estaba en el palco. Y tomó buena nota.
Al final, en menos de un minuto, soltó sus amenazas sobre los jugadores. Dice que está dispuesto a cambiar a todo el equipo en el momento que se abra el mercado de invierno. No tendrá problemas, dijo, si tiene que cambiar al equipo entero. Los futbolistas ya saben lo que piensa su presidente, “da vergüenza verlos” afirmó. Si esto dice el presidente cartagenerista habrá que tener cuidado porque significa que ya tiene preparado su fusil.
