No hay dos como el ‘Papu’. Ni en Cartagena ni en el resto del mundo. Tiene 49 años y su única familia es el FC Cartagena, los jugadores y sus empleados que son los que le dan la vida a este entrañable personaje que todos los días sale de una casa abandonada en la que vive en la barriada de Villalba, para “ganarse la vida” como él mismo dice.
No es difícil verlo por las inmediaciones del pabellón Central a las ocho de la mañana buscando el cobijo de los empleados del PMD, con los que tiene que ver con todos, empezando por el propio Eduardo Armada siguiendo con Jesús Cruz, el Pollo, Encarni Quesada, Pedro González, Paco Sánchez o cualquiera de sus funcionarios. Y de allí hacia la explanada del estadio Cartagonova cuando entrena el Cartagena porque cuando el trabajo es fuera de Cartagena “me joden vivo” como el mismo dice.
Porque el ‘Papu’ es ‘aparcacoches’ casi exclusivo de los futbolistas del Cartagena, con la particularidad que conoce todas y cada una de las matrículas de sus coches. De los de antes y de los de ahora.
“Si hubiera estudiado un poco sería un genio” nos ha dichop mil veces. Y el caso es que recuerda la matrícula de cualquiera que haya estado formando parte del club cartagenerista, aunque haga 20 años de aquello. Si mantiene el coche le reconoce seguro. El ‘Papu’ llegó a ser utillero del Cartagena en la etapa de Florentino Manzano, pero aquello pasó.
Ahora vive de los favores que le van haciendo los futbolistas, los quiere a todos pero tiene especial pasión con Mariano Sánchez. También hay empresarios fuertes de Cartagena que lo quieren como algo propio, alguno llega de vez en cuando por la explanada del Estadio y le suelta 20 euros por aparcar. Al ‘Papu’ ni que decir tiene que le falta el mundo con quien se porta bien con él.
Lo único que ahora quiere y con lo único que sueña es con la permanencia del Cartagena porque es su familia, lo que más quiere en la vida. Esta mañana del viernes Raúl Velasco, nuestro fotógrafo, estuvo con él. Y captó este abrazo fraternal con Juan Carlos Martínezque hemos querido aprovechar para tributarle a este entrañable personaje todo el cariño que el derrocha con sus amigos.
