Teniendo en cuenta que existen casi 700 kilómetros de por medio entre Huesca y Cartagena no parecía el estadio altoaragonés como el más proclive para ver banderas y camisetas blanquinegras en un número relativamente importante y sin embargo, así fue.
El Cartagena no estuvo solo en el feudo oscense, los gritos de ánimo de los seguidores cartagenerista pudieron oírse durante toda la tarde, máxime con el buen encuentro ofrecido por los jugadores albinegros, que fueron en todo momento por delante en el marcador.
El sumun llegaría con el penalti transformado por el albanés Sadiku, estrenando así su casillero de goles y llevando el delirio a todos aquellos que tenían que emprender el viaje de vuelta, aunque según pudimos saber también que hubo seguidores cartageneristas con residencia cercana, como puede ser Lérida, Zaragoza o Barcelona.
