viernes. 26.04.2024
Juan Antonio Aznar, fundador de NoSoloEfese, ha publicado una amplia reflexión acerca de la situación actual del FC Cartagena que, con su autorización, reproducimos por su interés
  
Este  viernes saltó la liebre. El Presidente de la Federación Murciana, Monje Carrillo, en declaraciones a Radio Marca, espetó lo siguiente: "La situación ha dado un vuelco negativo en el @FCCartagena_efs. La deuda con Hacienda es mayor de lo que se sabía".
 
Aclaremos que todo el lío viene derivado de una cantidad que Hacienda ha vuelto a reclamar al club, cuando todo el mundo tenía la esperanza de que hubiera prescrito. Dicha deuda con Hacienda se generó durante la etapa anterior a la conversión en SAD, que tuvo lugar en el año 2010. Un error de Hacienda provocó que la deuda no se traspasara correctamente al nuevo CIF de la SAD, por lo que, desde entonces, de cara a la Agencia Tributaria, cada CIF ha llevado asociado un montante diferente: el de la SAD unos 1,3M y el de la Asociación Deportiva algo más de esa cantidad a la que hay que sumar unos recargos que, en todo caso, serían crédito subordinado susceptible de quita.
 
Cuando se solicitó el Concurso Voluntario de Acreedores se tuvo buen cuidado de incluir solo la parte correspondiente al CIF de la SAD, amparándose en un certificado de la propia Agencia Tributaria en el que se reconocía que esa era la única cantidad que debía el FC Cartagena. En un principio la estrategia dio resultado ya que Hacienda, una vez comunicados los créditos concursales, mandó una carta al FC Cartagena, reconociendo que parte de la deuda previa a la conversión había prescrito y que, en cualquier caso, el "error” podía regularizarse previo pago de una cantidad inferior a los 100 mil Euros.
 
Sin embargo, ahora parece que Hacienda vuelve a reclamar la deuda generada previamente a la conversión en SAD, lo que genera una situación de gran incertidumbre, ya que todos los cálculos del grupo liderado por Paco Belmonte, se han hecho en base a dos supuestos: 1- Que no habría que hacer frente a esa cantidad extra (aunque era vox populi que ese riesgo existía), 2- Que el club competiría en Segunda División B.
 
Por otro lado, la semana pasada quedó claro que se mantuvieron contactos con La Hoya Lorca y "se contempló” el FC Jumilla para, en caso de que el FC Cartagena fracasara en Las Palmas, hubiera un plan B para tener fútbol de bronce en nuestra ciudad. Esto es, para mover a uno de esos dos equipos a Cartagena y ponerlo a jugar, como si tal cosa, en el Cartagonova. Dichas negociaciones, llevadas en secreto, fueron acompañadas por varias apariciones en prensa de Paco Belmonte, dejando claro que, por desgracia, el FC Cartagena era inviable en Tercera División según el Administrador.
 
Sin embargo, si uno lee atentamente el informe del Administrador y sus valoraciones sobre el futuro del FC Cartagena se encuentra lo siguiente en el apartado dedicado a la viabilidad empresarial:
 
"Es especialmente (determinante) para la viabilidad empresarial (del FC Cartagena) el mantenimiento de la Segunda División B, pues existe una carta de intenciones para adquirir la mayoría de las acciones de la SAD y presentar un proyecto de viabilidad, en tanto se cumpla con la condición descrita.”
 
Es decir, no es que la viabilidad del FC Cartagena dependiera del mantenimiento de la categoría. Eso es cierto a medias. La viabilidad del FC Cartagena dependía de que hubiera gente dispuesta a inyectar liquidez. Lo que pasa es que los únicos dispuestos a seguir inyectando esa liquidez -Belmonte y su grupo- ponían como condición en la citada carta de intenciones (ellos, no el Administrador) la permanencia en la categoría. Y, por lo tanto, así se hizo constar en el informe.
 
Analizando un poco los hechos, y siendo un poco malpensado, uno llegaría a la conclusión de que el objetivo del grupo de Belmonte, hablando en prensa de lo que pasaría si se descendía durante los días previos a la finalísima de Las Palmas, era ponerse la venda antes de tener la herida. Es decir, propagar el mensaje de que el Cartagena era inviable en Tercera para que, en caso de ocurrir lo peor, la gente -excepto cuatro románticos- ya estuviera aleccionada y hecha a la idea de que no merecía la pena luchar por un enfermo tan terminal. Y en esa tesitura, colarnos de rondón el desnaturalizado proyecto de La Hoya (o el Jumilla) con la excusa de que "Al menos así, el fútbol no desaparecería en Cartagena”. De este modo, los más de 100 mil Euros puestos por Belmonte, y la ilusión generada en la ciudad durante el último mes, tampoco caerían en saco roto ya que, después de todo, bien podrían considerarse un gasto en intangibles, publicidad y marketing del grupo, amortizables en el nuevo proyecto.
 
Ahora volvamos al presente. La categoría, gracias a Dios (y al empeño del propio Belmonte), se ha mantenido. Sin embargo, acaba de aparecer una inoportuna piedra en el camino cual es que Montoro parece no haberse olvidado completamente de lo que le debíamos antes de ser SAD. Más allá de que esta nueva reclamación de Hacienda no tenga por qué desembocar en el pago de la misma (se podría ir a un litigio y aportar la documentación recibida hace unas semanas, etc) es posible que varios compañeros de viaje de Belmonte estén empezando a flaquear y pensar que, tal vez, lo más inteligente desde el punto de vista empresarial, sea apostar por el plan B de transplantar un club sin deudas a Cartagena, en lugar de empeñarse en seguir con el dichoso Efesé.
 
¿Y quién es el organismo sin cuya bendición sería imposible mover a La Hoya (o al Jumilla) de sitio dentro de la propia Región? En efecto, la Federación Murciana. Y volviendo al principio de este artículo ¿Quién hizo ayer unas sorprendentes declaraciones en Radio Marca, alertando del inesperado "vuelco negativo” en la situación del Cartagena? Bingo, Monje Carrillo, Presidente de dicho organismo. Rechina un poco ¿no?
 
Todo esto no es nuevo. Ya pasó en el 2003 cuando Paco Gómez, que vino a salvar al Cartagonova, por el camino decidió que era más interesante dejarlo morir y traerse al Toledo. Es más, incluso hizo por matarlo intentando convencer a varios jugadores de que no retiraran sus denuncias ante la AFE. Lo que ocurre es que, a diferencia de lo que sucedería ahora, en aquel entonces las instituciones -con Alonso Gómez López a la cabeza- supieron velar por los intereses del Club y se evitó la jugada. Ahora, entre el vacío de poder en el Ayuntamiento y las declaraciones de Monje Carrillo veremos a ver por donde salimos.
 
El Ayuntamiento, antes de las elecciones, ya mantuvo, sin rubor, contactos con los dueños de La Hoya para facilitarles su aterrizaje en Cartagena. Ahora, para cuando vaya a formarse gobierno, simplemente se apuntaría a una política de "hechos consumados”. El comportamiento del Presidente de la murciana es aún más preocupante. No ha abierto la boca en todo el año para hablar del Cartagena y ahora lo hace para contarnos lo malito que está. Me pregunto cuál sería su postura si Samper decide liquidar al Murcia o, mejor aún, si alguien planteara que el Jumilla debería ser su recambio natural y jugar en Nueva Condomina. Si defendiera, como dice defender, los intereses del fútbol de la Región, lo que debería estar haciendo ahora mismo es ayudar a Paco Belmonte y su grupo a seguir apostando por el Cartagena en lugar de darle públicamente la extremaunción. Y, de paso, corregir, siquiera un ápice, la ristra de agravios comparativos que este organismo viene cometiendo con Cartagena desde tiempos inmemoriales.
 
Sería una pena, de verdad, que el lunes nos encontráramos con una rueda de prensa repleta de excusas y paños calientes para justificar la muerte asistida del FC Cartagena, justo cuando su futuro parecía, precisamente gracias a Paco Belmonte, más prometedor. Si los nuevos inversores se limitan a dar un paso atrás y volverse por donde han venido (perdiendo los más de 100 mil que han puesto) nos dolerá a mucho a todos, pero no habrá nada que reprocharles. Siempre les estaremos agradecidos por haber resucitado la Efesemanía y haber salvado del descenso deportivo al FC Cartagena. Habría que retomar, eso sí, el magnífico trabajo realizado por la Plataforma Salvemos al Cartagena, y terminar de llevarlo a buen puerto con la ayuda del Administrador. Y si, por desgracia, no se logra, los que queremos a este club le daríamos digna sepultura, justo en el 20º aniversario de su nacimiento en el vetusto campo de Los Juncos.
 
Ahora bien, como el discurso consista en intentar convencer al personal de que, por culpa de un inesperado requerimiento de Hacienda, que además es litigable, se ha cambiado de parecer y se ha pensado que lo mejor es traerse otro equipo a Cartagena, la cosa va a oler demasiado. Pueden ahorrarse los exordios, las soflamas en contra de las gestiones anteriores y el victimismo que precederá (ya sea en la rueda de prensa del lunes o en los días posteriores) a la "imaginativa” solución de transplantar un club que no es nuestro al Cartagonova. Al final se les verán las costuras y algunos no vamos a tragar con semejante cambalache por mucho que se nos venda que el nuevo proyecto estará plagado de cartageneros, tendrá un gran futuro o empezará entrenándolo Víctor Fernández.
 
La vaselina, que se la ahorren.

Semejante cambalache
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