8 de abril de 2010, 2:00
Esta mañana siete de abril de 2010 me he levantado al sonido de chicharra anunciándome, 12 horas, restaurante “La Tartana”, presentación del acto del I Premio Sportcartagena a Genaro Zapata, peculiar cartagenero, amante enamorado cartagenerista, que como señaló a Guillermo Jiménez, noviembre de 2007,”la comadrona quería escapar, por las bombas, antes de nacer yo, y mi abuela la retuvo al convencerla”, por tanto , Genaro es usted un hijo de las cuevas-refugio y un simple masajista que llegó a ser, en esta ciudad y.., historia viva del fútbol con buen ojo clínico.
En toda Cartagena, en Molinos Marfagones, en el antiguo Almarjal, a orillas de Benipila y en Puerta de Murcia, huele a linimento y, ¿a qué huele el linimento, y cómo suenan los huesos, Genaro? Sabiéndolo y contestándome impregnado, al vivir en el campo, de ese olor que sólo los del campo conocemos a qué huele, tuve que determinar el umbral sensitivo deduciendo que tiene un olor especial y que, los huesos no suenan, crujen.
Tiene usted nombre de ganador de quiniela millonaria, como aquel Gabino, de otros tiempos, y apellido de revolucionario mexicano, pero estoy seguro que gozó más de lo segundo que de lo primero.
Mirándole a la cara he visto en sus ojos de color limpio, pero cansados de tantas cosas, una mirada embrujada con sapiencia galena para reconstruir sin martillo, serrucho y tornillos esos huesos dislocados, rótulas rotas y ligamentos filamentosos mirando cada uno en su dirección anárquica.
Usted tiene personalidad y psicología especial, vistiendo con bata de enfermero o de conserje, porque es un sabio de la vida y del vestuario por el que han pasado profesionales perfectamente acorazados. Curiosamente, esta mañana he sentido que posee una buena "olla”, compleja y misteriosa, comprobando que pocas veces se le ha ido.
Conversando con un jugador al que usted masajeó, para ponerlo a punto, me ha dicho que sus manos, benditas manos, eran el big bang del fisioterapeuta y que daba igual las utilizara con linimento o con aceite de tres en uno.
Después del acto de esta mañana no comprendo que haya comentado “sentir pudor en volver al Cartagonova” ¡Usted Pudor!, ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay ¡ abandónelo, cuélguelo en el perchero de entrada al recinto de Benipila y, acompáñeme a presenciar esos tres últimos partidos, seguro que algo aprenderé, en los que nos jugaremos la consolidación o el ascenso a Las Estrellas.
Me cuentan que probablemente se vaya sin hacer ruido y llevándose sus muchos secretos a la tumba, sus famosas memorias, que las tendrá y guarda celosamente y que hasta pueden ser objeto de deseo de alguna editorial.
Maestro Genaro, que usted lo pase bien disfrutando con los suyos de ese I Premio. Si alguna vez padezco de artrosis no dude que acudiré a esas manos angélicas para que complementen los baños de sal y sol que disfruto en este lugar, con encanto, marmenorense.
Pedro-Roberto J.P., hoy en un Lugar, con encanto, del Mar Menor. Dies4/7: ante diem septimum Idus Apriles.
En toda Cartagena, en Molinos Marfagones, en el antiguo Almarjal, a orillas de Benipila y en Puerta de Murcia, huele a linimento y, ¿a qué huele el linimento, y cómo suenan los huesos, Genaro? Sabiéndolo y contestándome impregnado, al vivir en el campo, de ese olor que sólo los del campo conocemos a qué huele, tuve que determinar el umbral sensitivo deduciendo que tiene un olor especial y que, los huesos no suenan, crujen.
Tiene usted nombre de ganador de quiniela millonaria, como aquel Gabino, de otros tiempos, y apellido de revolucionario mexicano, pero estoy seguro que gozó más de lo segundo que de lo primero.
Mirándole a la cara he visto en sus ojos de color limpio, pero cansados de tantas cosas, una mirada embrujada con sapiencia galena para reconstruir sin martillo, serrucho y tornillos esos huesos dislocados, rótulas rotas y ligamentos filamentosos mirando cada uno en su dirección anárquica.
Usted tiene personalidad y psicología especial, vistiendo con bata de enfermero o de conserje, porque es un sabio de la vida y del vestuario por el que han pasado profesionales perfectamente acorazados. Curiosamente, esta mañana he sentido que posee una buena "olla”, compleja y misteriosa, comprobando que pocas veces se le ha ido.
Conversando con un jugador al que usted masajeó, para ponerlo a punto, me ha dicho que sus manos, benditas manos, eran el big bang del fisioterapeuta y que daba igual las utilizara con linimento o con aceite de tres en uno.
Después del acto de esta mañana no comprendo que haya comentado “sentir pudor en volver al Cartagonova” ¡Usted Pudor!, ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay ¡ abandónelo, cuélguelo en el perchero de entrada al recinto de Benipila y, acompáñeme a presenciar esos tres últimos partidos, seguro que algo aprenderé, en los que nos jugaremos la consolidación o el ascenso a Las Estrellas.
Me cuentan que probablemente se vaya sin hacer ruido y llevándose sus muchos secretos a la tumba, sus famosas memorias, que las tendrá y guarda celosamente y que hasta pueden ser objeto de deseo de alguna editorial.
Maestro Genaro, que usted lo pase bien disfrutando con los suyos de ese I Premio. Si alguna vez padezco de artrosis no dude que acudiré a esas manos angélicas para que complementen los baños de sal y sol que disfruto en este lugar, con encanto, marmenorense.
Pedro-Roberto J.P., hoy en un Lugar, con encanto, del Mar Menor. Dies4/7: ante diem septimum Idus Apriles.