El problema es latente en La Coruña y la prensa de esta ciudad no cesa de informar acerca de algo que, aunque muchos esperan que no tenga
finalmente trascendencia, es más
serio de lo que parece. Una deuda pendiente es una deuda pendiente y cuando hay una determinación judicial con fecha para su cumplimiento, es lógico que Augusto César Lendoiro haya indicado a los servicios jurídicos de su club una actuación lo más eficaz posible para impedir lo que se ve puede llegar..
El Vecindario no cede. Los canarios quieren cobrar y están en su derecho. Los contratos son para cumplirlos y en este caso el histórico Depor puede dar con sus huesos en Segunda B y acabar jugando la próxima campaña contra el Albacete, al que han incluido en el grupo del Centro y de Galicia. Para la deteriorada economía del Coruña sería un golpe muy fuerte tener que descender al sótano de Segunda B.
Es un problema que en primer término afecta al Depor pero que de manera directa también repercute en el Cartagena, el primer adversario en la Liga de los de Riazor. Si el Coruña es inhabilitado para jugar en la Liga Adelante lo hará en el escalón inmediato inferior y el fútbol continuará su andadura.
¿Qué sucedería entonces en ese supuesto? Quedaría la competición solo con 21 clubes, con diez encuentros en cada jornada y un equipo descansando en cada una de ellas. Sería un inconveniente. ¿Habría un club beneficiado entre los que descendieron la pasada desde Segunda? Ya están al acecho o deben estarlo, por si les asistiese el derecho.
La incertidumbre que emana de esta situación es evidente y en el Cartagena se mira a distancia el problema. No es un problema propio pero no sería lo mismo recibir el 21 de agosto en el Cartagonova a todo un Depor que tener que esperar una semana o enfrentarse a un rival de menos fuste. Todo puede suceder en este controvertido mundo del fútbol, metido en historias para no dormir.
