El entrenador del Cartagena, Alberto Monteagudo, se ha convertido en un abrir y cerrar de ojos en el receptor de todas las críticas del cartagenerismo. Quiso jugar a defender el cero a cero y al final el destino le castigó con ese gol de auténtica mala suerte que condena al equipo a seguir luchando por un ascenso que ya tenía en el bolsillo
Frases como “estar siempre especulando y así no se puede seguir” o “tanto nadar para morir en la orilla” o que “las últimas jugadas no se han podido hacer peor, Moussa ha salido fresco, no corre hacia la portería, Chavero no remata…”o también otras como “ningún jugador del Cartagena se ha ido a un córner a perder el tiempo y no perder el balón” son algunas de las frases que, a bote pronto, se pueden leer en las redes sociales.
Monteagudo es el centro de atención “el Cartagena parecía el equipo pequeño” dice otro mensaje “y su salida del Cartagena tendría que ser inminente pero como hay un señor que se lo permite todo que es el prepotente de Belmonte” asegura otro “pues está claro que así no vamos a ninguna parte”,
El entrenador manchego es el principal receptor del espectacular fracaso cartagenerista “con todo a nuestro favor este hombre se ha equivocado en todos los cambios y ha preferido defender hasta que ha llegado la desgracia”.
Así las cosas todas las críticas se centran en el entrenador del Cartagena, Alberto Monteagudo. “Este entrenador” dice otro usuario “no puede hacer siempre lo mismo, no tiene ninguna categoría para un equipo que quiere subir y lo hemos estado viendo durante toda la temporada. Lo hemos visto todos menos los que de verdad tienen que verlo”.
Los cambios realizados por Monteagudo es lo más criticado. ¿Cómo deja al equipo sin delanteros para sacar a dos jugadores como Moussa y Owusu que no han podido estar peor? Monteagudo ha sido un miedoso y así se le critica abiertamente por la inmensa mayoría de la afición cartagenerista.
Hasta el que no entiende de fútbol se ha dado cuenta que no se puede jugar sin delanteros y encerrando al equipo atrás, defendiendo como un equipo pequeño. Monteagudo no va a olvidar esta lección en su vida.
