3 de septiembre de 2009, 2:00
La remontada se dio (increíble) y fue un prodigio de comunión equipo-afición. El estadio saltó como impulsado por un gigantesco muelle cuando ´Víctor sacó un córner y Toché entró al remate y acertó a marcar en la puerta del porterazo Caballero. Se dio la vuelta al marcador y se dio un paso hacia la siguiente eliminatoria, que será ante un Segunda superviviente de la primera criba. Hasta el portero Castilla (muy bien esta noche, con una serie de paradas sensacionales) se fue a rematar ese saque de esquina definitivo que mandó a la red un compañero.
Fue un encuentro que bien pudo acabar en 6-4, 5-3, como en el fútbol sala. Oportunidades de gol aderezadas por un buen juego. Los dos equipos llevan futbolistas de muchos quilates. El Cartagena dispuso de un muy buen centro de campo en el que Miguel Falcón confirmó su excelente momento de juego y el niño Héctor Yuste hizo metros y más metros para el equipo que, ofensivamente, creó frecuentes peligros y tuvo en Toché un abrelatas. Tato se vació en el primer tiempo, De Lucas acreditó su ciencia y el panameño fue un revulsivo por su vivacidad, entrega y verticalidad. Seguramente estuvo a un 70 por ciento de su nivel, pues se adivinan en él unos valores que pueden ser positivos para la colectividad.
El Elche, su defensa, soñará esta noche con el negrito.
Los ilicitanos no se cruzaron de brazos y también atacaron. Con el 0-2 creyeron que el Cartagena había bajado la guardia, pero no fue así porque entonces surgió un equipo aguerrido, valiente y ganador.
El tiralíneas de Óscar Sielva, buen pasador, se dejó notar desde su entrada al campo. El catalán aportó personalidad, y eso que el chico sólo tiene dieciocho años; parece un jugador maduro. La madurez que tuvo, además con aplomo y coraje, el Cartagena para ganar con todas las de la ley y a pesar de un arbitraje poco convicente.
Un 3-2 para la nueva historia, para disfrute de las nuevas generaciones y gozo de los veteranos que han visto pasar veintiún años de su vida sin oler fútbol de Segunda cerca de la rambla de Benipila. Ahora sí y con un equipo que promete y que el sábado tendrá una durísima prueba ante el Rayo Vallecano, ganador asimismo de sus dos partidos disputadios: 3-0 al Albacete, en Liga, y este miércoles 0-2 en Anoeta ante la Real, en la Copa.
Fue un encuentro que bien pudo acabar en 6-4, 5-3, como en el fútbol sala. Oportunidades de gol aderezadas por un buen juego. Los dos equipos llevan futbolistas de muchos quilates. El Cartagena dispuso de un muy buen centro de campo en el que Miguel Falcón confirmó su excelente momento de juego y el niño Héctor Yuste hizo metros y más metros para el equipo que, ofensivamente, creó frecuentes peligros y tuvo en Toché un abrelatas. Tato se vació en el primer tiempo, De Lucas acreditó su ciencia y el panameño fue un revulsivo por su vivacidad, entrega y verticalidad. Seguramente estuvo a un 70 por ciento de su nivel, pues se adivinan en él unos valores que pueden ser positivos para la colectividad.
El Elche, su defensa, soñará esta noche con el negrito.
Los ilicitanos no se cruzaron de brazos y también atacaron. Con el 0-2 creyeron que el Cartagena había bajado la guardia, pero no fue así porque entonces surgió un equipo aguerrido, valiente y ganador.
El tiralíneas de Óscar Sielva, buen pasador, se dejó notar desde su entrada al campo. El catalán aportó personalidad, y eso que el chico sólo tiene dieciocho años; parece un jugador maduro. La madurez que tuvo, además con aplomo y coraje, el Cartagena para ganar con todas las de la ley y a pesar de un arbitraje poco convicente.
Un 3-2 para la nueva historia, para disfrute de las nuevas generaciones y gozo de los veteranos que han visto pasar veintiún años de su vida sin oler fútbol de Segunda cerca de la rambla de Benipila. Ahora sí y con un equipo que promete y que el sábado tendrá una durísima prueba ante el Rayo Vallecano, ganador asimismo de sus dos partidos disputadios: 3-0 al Albacete, en Liga, y este miércoles 0-2 en Anoeta ante la Real, en la Copa.
