11 de agosto de 2009, 2:00
La idea es de una persona próxima al club de La Unión, que como se sabe hace poco tiempo llegó a un acuerdo con para que se estableciese el Cartagena/La Unión, club filial que va a jugar en la Liga de Tercera División con la dirección técnica de Casimiro Torres, en tanto el unionense José Francisco ocupa la presidencia.
El FC Cartagena, que estuvo cerca de sellar con el Cartagena FC (el llamado Efesé de Gómez Meseguer un pacto) pero que finalmente se aproximó a La Unión para alcanzar ese entendimiento, tiene resuelta esa situación estructural a que obliga la Liga de Fútbol Profesional. El club de Segunda ya dispone de unas bases, Paco Sánchez González, ex jugador, es su director en cuanto a coordinación, y todo está en marcha.
EL SENTIDO PRACTICO
Pero queda un detalle y es el de la integración de aficionados unionenses que se han encontrado con esta novedad y la han abrazado pensando que es lo mejor hoy por hoy en el fútbol de las Herrerías. Han pensado tal vez en el sentido práctico del tema, pues teóricamente a todos beneficia.
La carga económica desaparece, pues es el Cartagena de Segunda el que pecha con la responsabilidad financiera. Tienen campo de acción los centenares de chicos de La Unión que pueden seguir practicando el fútbol, con el cobijo de una nueva estructura y por lo que se refiere a chavales de Cartagena, igual. Casi todo es color de rosa, dejando en la orilla pasadas rivalidades que se daban cuando cartageneristas y unionenses se enfrentaban en Tercera División en el Parque de Recreos y las chumberas que circundaban el recinto eran testigos de unos muy buenos partidos, con el campo lleno a rebosar.
AQUEL HISTORICO LA UNION-CARTAGENA (4-0) EN EL PARQUE DE RECREOS
Recordarán los aficionados veteranos el bochorno que soportaron los cartageneristas una tarde en que el CD La Unión goleaba por 4-0 al Cartagena, entonces apoyado por Repesa en la década de los sesenta. Aquello fue una fiesta casera por todo lo alto. Eran los momentos álgidos en que el fútbol unionense era dirigido sabiamente por Juan González Pagán, dueño de la sala de fiestas La Carroza, y por un grupo de amigos. El CD La Unión tenía su identidad, como la tenía el Cartagena entonces presidido por el médico Eduardo Borgoñós.
Ese 4-0 queda como mera anécdota, exponente de un antagonismo deportivo bastante sano, aunque llevase implicita la humillación por el peso de la goleada.
Ahora se trataría, según esa iniciativa que se plantea, de que esos potenciales 400 socios fieles del La Unión como club que se ha unido al Cartagena, causen alta también como abonados de este último y tengan además del derecho a presenciar los partidos de Tercera en su Polideportivo, más obviamente los de Segunda en el Cartagonova. En unas condiciones económicas por determinar y fruto de conversaciones. La posibilidad está ahí.
La Unión y Cartagena están llamadas a entenderse en muchos aspectos, incluido el deportivo. Ya en el urbano el alcalde unionense y la alcaldesa de Cartagena pactaron que esos menos de 8 kilómetros que separan a ambas poblaciones se conviertan en una calle común con todas sus consecuencias favorables para los dos municipios.
Si los insignes unionenses Asensio Sáez y Pascual García Mateos vivieran, tendrían motivos para glosar sus impresiones acerca de estas novedades en lo cívico y en lo futbolístico. Por unirse en busca de objetivos comunes nadie pierde su propia identidad.
El FC Cartagena, que estuvo cerca de sellar con el Cartagena FC (el llamado Efesé de Gómez Meseguer un pacto) pero que finalmente se aproximó a La Unión para alcanzar ese entendimiento, tiene resuelta esa situación estructural a que obliga la Liga de Fútbol Profesional. El club de Segunda ya dispone de unas bases, Paco Sánchez González, ex jugador, es su director en cuanto a coordinación, y todo está en marcha.
EL SENTIDO PRACTICO
Pero queda un detalle y es el de la integración de aficionados unionenses que se han encontrado con esta novedad y la han abrazado pensando que es lo mejor hoy por hoy en el fútbol de las Herrerías. Han pensado tal vez en el sentido práctico del tema, pues teóricamente a todos beneficia.
La carga económica desaparece, pues es el Cartagena de Segunda el que pecha con la responsabilidad financiera. Tienen campo de acción los centenares de chicos de La Unión que pueden seguir practicando el fútbol, con el cobijo de una nueva estructura y por lo que se refiere a chavales de Cartagena, igual. Casi todo es color de rosa, dejando en la orilla pasadas rivalidades que se daban cuando cartageneristas y unionenses se enfrentaban en Tercera División en el Parque de Recreos y las chumberas que circundaban el recinto eran testigos de unos muy buenos partidos, con el campo lleno a rebosar.
AQUEL HISTORICO LA UNION-CARTAGENA (4-0) EN EL PARQUE DE RECREOS
Recordarán los aficionados veteranos el bochorno que soportaron los cartageneristas una tarde en que el CD La Unión goleaba por 4-0 al Cartagena, entonces apoyado por Repesa en la década de los sesenta. Aquello fue una fiesta casera por todo lo alto. Eran los momentos álgidos en que el fútbol unionense era dirigido sabiamente por Juan González Pagán, dueño de la sala de fiestas La Carroza, y por un grupo de amigos. El CD La Unión tenía su identidad, como la tenía el Cartagena entonces presidido por el médico Eduardo Borgoñós.
Ese 4-0 queda como mera anécdota, exponente de un antagonismo deportivo bastante sano, aunque llevase implicita la humillación por el peso de la goleada.
Ahora se trataría, según esa iniciativa que se plantea, de que esos potenciales 400 socios fieles del La Unión como club que se ha unido al Cartagena, causen alta también como abonados de este último y tengan además del derecho a presenciar los partidos de Tercera en su Polideportivo, más obviamente los de Segunda en el Cartagonova. En unas condiciones económicas por determinar y fruto de conversaciones. La posibilidad está ahí.
La Unión y Cartagena están llamadas a entenderse en muchos aspectos, incluido el deportivo. Ya en el urbano el alcalde unionense y la alcaldesa de Cartagena pactaron que esos menos de 8 kilómetros que separan a ambas poblaciones se conviertan en una calle común con todas sus consecuencias favorables para los dos municipios.
Si los insignes unionenses Asensio Sáez y Pascual García Mateos vivieran, tendrían motivos para glosar sus impresiones acerca de estas novedades en lo cívico y en lo futbolístico. Por unirse en busca de objetivos comunes nadie pierde su propia identidad.
