FICHA TÉCNICA
CD AZUAGA: Joaquín, Javi Sánchez, Samed, David Gómez (Emilio, minuto 120), Ramiro (Bortolucci, minuto 64), Mogollón (Gabriel Jesús, minuto 64), A. Garrido (Peter Kwabena, minuto 105), Chepe (Larry, minuto 52), Carlos López, Junior y Diego.
Banquillo: Peter (p.s.), Emilio, Larry, Peter Kwabena, Josué, Gabi, Bortolucci y Juan Carlos.
FC CARTAGENA: Raúl Lizoain, Carlos Sánchez, Gonzalo Verdú, José Fontán, Kiko Olivas (Jairo Izquierdo, minuto 57), Damián Musto, Jony Álamo (Luis Muñoz, minuto 74), Jony Rodríguez (Alfredo Ortuño, minuto 57), Isak Jansson (Iván Calero, minuto 67), Iván Ayllón (Ferreiro, minuto 90+1) y Lauti (Juanjo Narváez, minuto 57).
Banquillo: Marc Martínez (p.s.), Pedro Alcalá, Iván Calero, Jairo Izquierdo, Luis Muñoz, Juan Carlos Real, Tomás Alarcón, David Ferreiro, Alfredo Ortuño, Juanjo Narváez y Umaro Embaló.
ÁRBITRO: Arcediano Monescillo, adscrito al colegio castellano manchego. Cartulina amarilla para los visitantes Jony Álamo, Luis Muñoz y Juanjo Narváez
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la primera ronda a nivel nacional de la Copa del Rey que se disputa en el campo Municipal de Aguaza (Badajoz) con lleno absoluto. Casi 2.000 personas, se tuvo que poner gradas supletorias para el acontecimiento en un pueblo con menos de 9.000 habitantes
LA CRÓNICA
Tan lamentable como pésimo. Tan carente de ideas como de juego. Tan triste que, por desgracia, una vez más, el FC Cartagena volvió a ofrecer la imagen que nos tiene acostumbrados en el campeonato de Liga.
Pero esta vez fue peor. Y fue así porque los albinegros fueron incapaces de superar a un rival de Tercera División, el CD Azuaga, que estuvo a un paso de dejar en evidencia las tremendas carencias del colista de Segunda División en un choque en el que los de Calero nunca jamás dieron la sensación de ser un equipo de superior categoría.
El preparador madrileño, tal y como había anunciado en la víspera del choque, presentó un once inicial plagado de jugadores que no suelen ser habituales en Liga. Pero al final, y visto lo visto, eso dio igual porque ni los teóricos suplentes ni los titulares que saltaron al terreno de juego durante la segunda parte demostraron nada. Absolutamente nada.
Sin embargo, lo peor de todo no fue eso. Lo peor es que este equipo sigue sin dar señales de vida. Está en coma. En un coma profundo del que nade ni nadie le va a sacar. Último en Segunda División, a siete puntos de la salvación y sin mejora de imagen; sin mejora de juego; sin posibilidades de ilusionar a nadie y, lo que cada día parece más palpable: que es carne de descenso. Y eso no lo puede negar nadie, absolutamente nadie que sepa un poquito de fútbol.
Que el FC Cartagena está descendido lo sabe hasta el más tonto de la película, y ahora solo queda saber si será como colista haciendo el ridículo; como penúltimo, o como el peor equipo que ha pasado por la Segunda División en los últimos años. Y el que no lo vea así tiene dos problemas: o está ciego o no quiere ver mas allá de lo que tiene delante. Tan claro como real. Tan claro como triste. Tan penoso como cierto.
La crónica del partido de Copa del Rey en Azuaga se puede resumir muy muy rápido, y así lo voy a hacer. Nueve cambios en la alineación del FC Cartagena con respecto al equipo que jugó unos días antes en Liga frente al CD Mirandés (y en el que los albinegros dieron buenas sensaciones durante el primer periodo y lamentables tras el descanso) con la esperanza de que cambiar un poco la imagen. Pero ni con esas.
NI dominio en el centro del campo; ni ocasiones de peligro; ni llegadas de mérito al área contraria, ni nada de nada. Solo destacar tres lanzamientos de esquina en este primer periodo que acabaron en el limbo o despejados por la defensa de un Azuaga que le ponía más empeño y ganas al partido ante un rival de superior categoría. Aunque bueno, lo de superior categoría lo dejaremos en teoría, porque en lo demás...
Cero a cero al descanso y segunda parte con otro cariz. Y es que el Cartagena lo intentó desde el principio con un lanzamiento de Jony Rodríguez que acabó en las nubes, y con un triple cambio con la salida al terreno de juego de jugadores con claro carácter ofensivo, como Jairo, Alfredo Ortuño y Juanjo Narváez, con el objetivo de dar el primer golpe en la meta de los extremeños.
Pero fueron pasando los minutos ante la impotencia visitante y la ilusión de los locales de hacer un gol que 'destrozara' a los de Julián Calero. De hecho, a los 78 minutos, el Azuaga pudo haber marcado con un chut de David Gómez que obligó a Raúl Lizoain a efectuar una magnífica intervención y de ahí hasta el final, más de lo mismo: o sea: nada de nada.
Prórroga en Badajoz y, una vez más, nueva oportunidad para el FC Cartagena de demostrar algo. Pero lo único que demostró fue más de lo mismo: impotencia, no saber entrelazar jugadas de mérito; intentarlo ante un rival que le ponía más corazón que cabeza y así se llegaba a la 'lotería' de los penaltis.
Y fue ahí donde apareció la figura del guardameta Raúl Lizoain, quien evitó la eliminación de su equipo después de que Dani adelanta a los suyos y Ferreiro errara el primer chut blanquinegro. Mal pintaban las cosas para los de Calero que, encima, tuvieron suerte cuando en el segundo penalti local Carlos López mandara el balón fuera. 1-0 para los locales y toda la clasificación, o en parte, para Luis Muñoz, cuyo lanzamiento detuvo el meta local.
Se mascaba la tragedia con el nuevo gol de Emilio y fue a partir de ese instante cuando apareció la figura 'milagrosa' de Raúl Lizoain. Dos paradas consecutivas del meta canario a lanzamientos de Larry y de Sánchez llevaron a ambos equipos a jugarse la clasificación en los últimos disparos desde la línea de once metros. Con el 2-2, Alfredo Ortuño no falló y cuando todo estaba de cara para los locales, volvió a aparecer el cancerbero cartagenerista deteniendo el penalti de Domínguez. El último, el definitivo y el disparo de Gonzalo Verdú resultó fundamental para que el FC Cartagena acabara con las ilusiones de un Azuaga que por primera vez en su historia accedía a la ronda nacional de Copa del Rey y que veía como de manera cruel se quedaba con la miel en los labios ante un rival al que pudo haber superado y que, de manera injusta, se clasificaba para la siguiente ronda de torneo del K.O.
