Aún así Sorni, que era como le conocíamos sus amigos, nunca llegó a perder su alegría y, sobre todo, el cartagenerismo que lo mantuvo hasta el final. Hace menos de dos meses tuvimos la oportunidad de poder dialogar con él personalmente. Acompañado de su esposa mostró su optimismo por la salvación de un Cartagena que, entonces, parecía tenerlo más complicado que ahora.
Sorni fue coetáeno en aquel CD Cartagena de finales de los años 60 junto a otras grandes figuras de aquel equipo que peleaba cada temporada en El Almarjal, donde siempre entregó lo mejor que tenía como futbolista, ya que, como personas, tenía una calidad indudable con su cohorte de amigos, que siempre le acompañaban en sus paseos matinales por el centro del casco viejo de la ciudad y donde el Efesé solía ser el principal tema de conversación.
Ahora, Sorni nos ha dejado para siempre. Tenía 76 años y muchas ilusiones aún depositadas en su familia, la principal valedora que siempre ha estado junto a él. Sorni, recordemos, jugó también en equipos como el Villena o el San Fernando, entonces con mucho peso en aquella tercera división que venía a ser lo más parecido a la Primera RFEF actual.
Jugador muy querido, su cuerpo reposa en el Tanatorio Estavesa donde estará hasta este domingo día 14 al celebrarse la misa de corpore in sepulto en la iglesia de los Padres Paules donde, desde las 10 horas, acudirán sus familiares y amigos, a los que nos unimos en su dolor. Porque Sorni era, además de un buen futbolista, muy cartagenerista y, sobre todo, buena persona.