18 de enero de 2014, 14:43
Tras varias semanas de incertidumbre parece que el culebrón González Sobrino está tocando a su fin. El empresario madrileño ha desistido de su empeño en comprar el club albinegro en los últimos días. La situación generada desde el pasado 30 de diciembre (cuando los responsables del club informaron públicamente de las circunstancias) terminará sin llegar siquiera a concretarse y, de este modo, Paco Gómez tendrá que seguir haciéndose cargo de la entidad, aunque sea con la intenciçon de desprenderse de la misma cuanto antes.
Después de tener muy avanzadas las conversaciones, incluso de atreverse desde el club a ofrecer una rueda de prensa urgente para anunciar un acuerdo 'casi' inminente la operación no ha terminado de fructificar por el gran escollo de Hacienda. González Sobrino tenía que avalar los 2,5 millones de euros que el FC Cartagena debe a la Agencia Tributaria. Para ello tenía que reunirse con los responsables regionales de Hacienda y, tras esto, el ente público se pronunciaría a favor o en contra de la operación.
Sin embargo, hasta dos veces se cancelaron sendas reuniones previstas para el mes de enero (la segunda por la rotura de peroné que sufrió Sobrino) y la tercera que nunca ha llegado a producirse en una semana que parecía clave para el cambio de dueño. Las especulaciones comenzaron a desatarse ante el silencio que guardaba Sobrino, quien no daba ni ha dado aún señales de vida ni mostraba su intención de reunirse para zanjar el asunto definitivamente.
Además, fuentes cercanas al empresario madrileño aluden también a que las intenciones de Paco Gómez habrían variado en los últimos días, cambiando su opinión de querer vender el club de manera inmediata.
Lo cierto y verdad es que González Sobrino, una vez más y como ya hizo en su día con dl Rayo primero y con el Oviedo después, ha amagado primero y desistido después en su deseo de convertirse en el máximo accionista del club albinegro tras estar su nombre "a punto de caramelo" durante casi
un mes en el candelero. Entre unos y otros su oferta final acaba convertida en un 'bluff'.
