Por si era poco todo lo que ocurrió desde el club se ordeno que el sonido de los altavoces del estadio Cartagonova estuviesen a pleno rendimiento mientras atronaba al cielo de Cartagena el himno del club.
Mientras esto ocurría las protestas en la grada se recrudecían contra los dos principales dirigentes cartageneristas que, tal y como se ha puesto de grave la situación muy bien podrían tener las horas contadas, especialmente Breis, quién se cubrió de gloria al encararse, que se sepa, con dos abonados del club, el primero de 18 años, que se está pensando en denunciarle en Comisaría por amenazas.
Nunca jamás un director deportivo en la historia del fútbol cartagenero se había encarado con ningún aficionado, mucho menos con un joven de 18 años retándole a que se bajara con él a la calle y que le repitiese lo que le estaba diciendo y con el señor de 70 años, muy reprobado por los espectadores que estaban presentes.
A las diez de la noche los dirigentes seguían encerrados en sus despacho negándose a salir hasta que la explanada del Cartagonova no estuviese completamente despejada.
