Todo transcurrió a pedir de boca. Todo…excepto el marcador para el Cartagena porque el Levante salió, de nuevo, por la puerta grande del recinto cartagenerista, más cerca de la Primera división como ya hicieran hace trece años con aquel polémico 3-5 que acabaría encumbrando al equipo valenciano en la máxima categoría, donde llegaron a estar varias temporadas consecutivas.

Belmonte, todo sonrisas -quien no le conozca que lo compre, que dice el refranero español- en el palco antes del partido, le vemos en la imagen esmerándose por saludar al buen número de dirigentes levantinistas que arrastra siempre este equipo en un palco que estaba como en las grandes ocasiones.
Después tuvimos que leer que en algún digital se hablaba de “encerrona en el Cartagonova” algo que solamente verían desde allí porque el estadio cartagenerista fue un modelo de deportividad y no hubo que lamentar ningún problema.
